Capítulo 2.

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Lo despertó el estridente sonido del despertador a un lado de la cama. Gemini lo agarró y miró la hora a través de la poca luz que entraba por la ventana. Las seis en punto. Lo volvió a  dejar sobre la mesita al lado de la cama y se frotó la cabeza.

Le dolía.

Otro día que prometía ser una mierda.

Se levantó pesadamente y pasó del desayuno, dándose una rápida ducha y se vistió, anudándose la corbata en el ascensor.

En el garaje revisó una vez más los daños que había sufrido el coche y apuntó mentalmente llamar al taller en cuanto llegara a l oficina. También tenia que hacer algo con el teléfono... y con Nam, aunque eso último lo dejaría para el final. Pero de lo que ya estaba no podía estar.

Condujo hasta el trabajo con la misma sensación de disgusto del día anterior.

Según entró y se sentó en su despacho, el teléfono comenzó a sonar y la vocecilla de la secretaria que Nam había escogido para él le indicó que tenía una llamada de su novia por la línea tres. Dio las gracias y pulsó el botón, escuchando la voz de Nam al otro lado del teléfono.

— ¿Por qué no respondes el móvil?

— Hola, Nam.

— Responde.

— Se me rompió.

Nam guardó silencio

— ¿Cuándo?

— Anoche. Tuve un accidente, ¿recuerdas?

— Ah... sí, ¿Cómo estás?

Al menos en esta ocasión se molestaba en presentar.

— Bien.

Le había tratado como a un idiota, pero por todo lo demás, sobreviviría.

— Genial, ten más cuidado. La empresa está en el momento más importante de una campaña y no podemos permitirnos una baja ahora.

Gemini se llevó la mano a la cara y se frotó los ojos con fuerza, escuchando a medias las palabras de su novia hasta que entendió algo que le dio a entender que había cambiado de conversación.

— ¿Gem?

— ¿Eh? ¿Qué?

— ¿No has dormido bien?

— ¿Qué? Oh, no es eso. Tengo mucho trabajo.

Y lo tenía. Habían amontonado en su mesa varias carpetas de proyectos y algunos documentos con clips en los laterales. Cogio el primero y lo volvió a dejar caer sobre la mesa.

— Te preguntaba sobre el coche. ¿Qué ha pasado con el?

— He venido a trabajar con él. Tiene algún arañazo.

— Llévalo al taller, que lo revisen.

— Hoy llamaré.

— Bien.

— ¿Qué tal tu padre?

— Bien. Sigue como siempre. Algo enfadado por algunos asuntos.

Unos asuntos que no le concernian. Era algo que ella y su familia había dejado claro cuando habían comenzado a vivir juntos. A él no le consideraban de la familia y nunca lo harían; incluso su padre había dejado bien claro que lo consideraba un capricho pasajero de Nam y que no se opondría a la relación porque esperaba que no durara demasiado.

Ya llevaban cuatro años.

— Me alegro... ¿Y tu madre?

— Como siempre, también.

Solo Tú   [GeminiFourth]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora