Capitulo 10

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Gemini entró al apartamento y miró a Nam un momento mientras su novia salía de la habitación perfectamente arreglada, con un top de tirantes rojos y una falda corta de grandes pliegues. Lo miró y se cruzo de brazos.

— Voy a salir un rato ¿vienes conmigo?

¿Era el momento de dejarlo? Gemini suspiró y sacudió la cabeza.

— Estoy cansado... pero diviértete.

Había querido decirle que hablarían luego, pero sabía que Nam no volvería en condiciones de hablar con nadie, se limitó a mantenerse en silencio, sintiéndose culpable de prolongar aún más el momento del final. ¿Lo hacía realmentepor necesidad? ¿Por miedo a cambiar de vida? ¿Por miedo a enfrentarse a lo que vendría después?

— ¿Ha ocurrido algo?

¿Ya había hablado con su padre?

— No.

— Entiendo.

Nada pasó de largo y recogió ñas llaves de la mesa y las guardó en el bolsillo mientras se dirigía a la puerta.

Gemini la miró mientras se alejaba.

—Nam.

La mujer se detuvo.

— ¿Hm?

Gemini vaciló.

— Hablamos luego mejor.

— Si es importante puedo dejarlo, aunque fue una invitación...

— No. Da igual. Vete. Hablaremos luego.

Nam asintió.

Gemini observó la puerta de entrada mié tras se cerraba y se quito la corbata antes de desprenderse de la chaqueta y se sentó sobre el sofá.

Había perdido su trabajo, iba a dejar a su novia y posiblemente al día siguiente tendría que dormir en un hotel mientras buscaba piso. Esperaba tener los suficientes ahorros para organizarlo todo mientras encontraba trabajo... Estaba dispuesto a tener los pies en la tierra y buscar un trabajo mientras volvía a retomar la pintura. Hace años que no tocaba un lienzo y seguramente había perdido la experiencia. Comenzaba a preocuparse sobre lo que iba a depararle el futuro.

Saco su teléfono móvil del bolsillo y busco el número de Fourth y espero a oír la señal de llamada a la espera de que alguien contestara.

Necesitaba verlo, necesitaba oír su voz.

El sonido de llamada se cortó y Gemini volvió a intentarlo, frotándose los ojos con fuerza, desesperado.

Tampoco hubo suerte.

Tiró despreocupado el móvil a un lado y recostó la cabeza hacia atrás, sobre el extremo del respaldo, absorto en el techo del apartamento.

— Dos años, ¿eh?

Le asustaba tanto como le entusiasmaba la idea de dejarlo todo y comenzar de cero.

— Tal vez sí debí aceptar ese dinero.

Iba a necesitarlo a partir de ahora.

El teléfono comenzó a sonar y Gemini casi se abalanzó sobre él como un poseso, respondiendo automáticamente, sin acordarse ya de mirar el remitente de la llamada, deseando que fuera Fourth.

— ¿Sí?

Casi chilló, pero Gemini se preocupó más de que el teléfono no se escurriera de la mano.

— ¿Señor Norawit?

Gemini no pudo evitar sentirse decepcionado.

— Sí, soy yo.

Solo Tú   [GeminiFourth]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora