♆Malas pulgas♆

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"Los ganadores siempre tuercen la historia a su favor"

Jordan Graham.

Toma una escoria reconocer a otra y Jordan estaba muy consciente de ello

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Toma una escoria reconocer a otra y Jordan estaba muy consciente de ello.

Que sí, estarse tirando al hermano de su ex novia podía ser un poco pasado de su parte, pero él conocía lo suficientemente bien a Sierra como para saber que no era ninguna santa. Desde el momento en el que la vio supo que eran demasiado similares para ser compatibles, y que su mala costumbre de actuar a lo imbécil sin pensar un día de estos le iba a traer terribles consecuencias.

Lo que no esperaba es que fuese tan pronto.

Era un martes de mierda, nada destacable si le permitían opinar. Las clases habían transcurrido con aburrida normalidad y nada parecía indicar que las cosas se volverían tan divertidas a la hora del almuerzo.

A un par de mesas de la suya estaba Sierra, que aún seguía demasiado molesta con él para dirigirle la palabra y sinceramente, la prefería así. De lejos era linda, preciosa incluso. Su cabello color chocolate combinaba a la perfección con el tono acanelado de su piel, y su risa sonaba demasiado bien para pertenecer a alguien con un temperamento tan peligrosamente volátil.

Esa era una de las cosas que más le habían llamado la atención de ella al inicio, pero su habilidad para joder las situaciones a niveles hilarantes le había ganado por completo.

Kendall se sentó a su lado rato después, apestando tanto a colonia que casi no podía notar el olor de la nicotina impregnado en su uniforme. Se veía extraño, un poco desanimado para el usual chico risueño que solía ser cuando no se comportaba como un completo subnormal.

—No matamos a nadie, cambia esa cara que me estás comenzando a fastidiar.

—No es eso. —El moreno negó con la cabeza—. Me preocupa Sierra.

Jordan se encogió de hombros, comiendo una uva.

—Se le va a pasar, no te va a odiar para siempre. No puede. —aseguró.

—Me importa un carajo si me odia, me preocupa lo que hizo con Barbie.

—Ay, por favor. —Graham puso los ojos en blanco—. Savant está bien, un poco muy jodida, pero no se murió.

—¿Debería disculparme?

—¿Con ella? Para nada, sabe que no es tu culpa, además no creo que le importe.

Kendall lo miró muy poco convencido de sus palabras.

—Ni siquiera vino a clase, ¿qué tal si está mal?

—Tierra llamando a Easton, ¿te estás escuchando? —Jordan le dio un par de palmaditas suaves en la mejilla—. Te preocupas demasiado.

—No creo.

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