♆Azar o suerte♆

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"La única garantía que da el azar es la inconsistencia de su resultado."

Jordan Graham.

Dicen que las personas siempre vuelven donde fueron felices, aunque Jordan prefería pensar que nadie debe pisar dos veces por el mismo campo minado si no es capaz de manejar las consecuencias

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Dicen que las personas siempre vuelven donde fueron felices, aunque Jordan prefería pensar que nadie debe pisar dos veces por el mismo campo minado si no es capaz de manejar las consecuencias.

Y eso era bastante decir teniendo a Sierra Easton desnuda en sus brazos.

Si algo disfrutaba de la compañía de su ex novia era escucharla gemir su nombre mientras le arañaba la espalda con fiereza en búsqueda de más, pero el tono demandante de su voz en esa ocasión comenzó a fastidiarlo de sobremanera.

—Jordan...

El muchacho soltó una bocanada fastidiado, con la mirada más concentrada en los pechos de ella que en sus palabras.

Sierra lo tomó de la barbilla, se veía molesta como siempre.

—¿Qué? —respondió él con impaciencia, poniendo los ojos en blanco cuando la morena cerró las piernas y chasqueó la lengua, fastidiada.

Todavía tenía la respiración agitada.

—Se supone que viniste para arreglar lo de Kendall. —Easton puntualizó, apartándose algunos mechones azabache del rostro sonrosado. Pretendía distraerse y él le hubiera creído de no ser por los suspiros que se escapaban de sus labios enrojecidos mientras descendía por su abdomen a los besos.

—Sé paciente por mí —murmuró, y sus manos se pasearon por la cara interna de los muslos ajenos con una lentitud que la obligó a enterrarle las uñas entre sus rizos e intentar callarse unos cuantos gemidos.

Era una maldita caprichosa y eso le encantaba.

—Estoy hablando en serio, hijo de puta.

Casi tanto como su actitud.

—Vaya forma de quitarme las ganas, ¿eh? Pensaba que dejabas de ser una completa perra a la tercera ronda.

—Mira, por más que quiera sacarte lo idiota a sentones tengo prioridades, ¿entendiste? —informó ella con decisión, mirándolo apartarse y cruzarse de brazos con el ceño fruncido. Sabía que su convicción no era tan fuerte como las ganas que le tenía y no por nada esa era la quinta vez que intentaba sacar el tema a colación.

—Qué mala. —El semblante del alfa cambió a uno más tranquilo y pellizcó suavemente la mejilla de la morena para hacerla reír—. Tan mala que no puedes enojarte conmigo por mucho tiempo. Puedes intentarlo en la posición que quieras, preciosa. No voy a cambiar y tú no quieres que cambie tampoco.

—Lo de Kendall, concéntrate. No me importa lo que tengas que hacer, si llegas con las manos vacías te las verás conmigo y sabes que estoy hablando en serio.

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