Suplicas nocturnas.

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Narra T/N:
El anochecer se había puesto extrañamente mas oscuro de lo normal, encasillar a Nevermore como una academia normal, no tenia sentido, pero el clima no se escapaba de su mística rareza. Caminaba distraído, últimamente escuchaba mas rumores de mi, susurros, risas, burlas.

Cuando eres alguien de temer, te acompaña el miedo que infundes en los demás, ahora solo podía escuchar mofas a mis espaldas.

Recorrí el jardín unas cuantas veces, una neblina extraña provenía del lugar, al titubear y dar unos pasos sobre el propia charco que había expandido, regrese a mi habitación. Esa noche no quería ser participe de aquella caza.
Estaba persuadido por saber quien era la probe victima de hoy, pero la intrusión del desanimo en mi, había ganado la lucha.
Si pudiera hablar con Enid.
Me encontré sacudiendo la cabeza con fuerza, como si pudiera liberarme de la implacable prisión de pensamientos. Cada vez que cerraba los ojos, su nombre emergía de las sombras de mi mente, como un eco incesante que se resistía a desaparecer. Era como si la licántropo de mis sueños hubiera tejido un hechizo sobre mí, acosando mis pensamientos con su presencia hipnótica.

Su figura acechaba en cada esquina de mis pensamientos, como una sombra seductora que se deslizaba en el límite entre la realidad y la fantasía. Cerraba los ojos y podía visualizarla, la imaginaba como aquella primera noche, cuando los rayos de luna, la cubrían por completo.

Su rostro, una combinación de misterio y encanto, estaba grabado en mi mente de manera indeleble.
Aun no lo entendía pero cada palabra que había pronunciado parecía danzar en el aire, envolviéndome en su hechizo. Me encontré deseando escucharla una y otra vez.

Pero sus labios los que realmente me atormentaban. Se presentaban en mi mente con una claridad que rozaba lo tortuoso. Me veía a mí mismo acercándome, sintiendo la suave caricia de su aliento mientras rozaba mis labios contra los suyos.

El agua cayo sobre mi rostro una y otra vez, estaba tratando de despejar mi mente como si fuera algo físico, cuando lo que me aquejaba era las emociones que ella me producía.

En medio de mi tormento interno, me encontraba atrapado en un ciclo de rencor y deseo de venganza hacia Sinclair por lo que ocurrió aquella noche. Sin embargo, tal vez en lo más profundo de mi ser, ya había encontrado la capacidad de perdonarla. Este elaborado juego de manipulación y sufrimiento era, en realidad, un reflejo de mi anhelo por estar cerca de ella una vez más.

-Te necesitamos -una sombra emergió atrás mío, su tono era de desesperación, pude distinguir de quien provenía.

-Ya se divirtieron sin mi?- estaba apoyado sobre el lavamanos.

-Esta herida! Aradia, necesita asistencia.

Lo ultimo reclamo mi atención con intriga. Ambos caminamos por los pasillos de la academia, esta, sucumbiendo ante la tormentosa lluvia, que azotaba el abismo verde del jardín.

Regrese mi atención al llegar a mi  lugar de descanso. La bruja soltaba quejidos débiles, tratando de disimular el terrible tormento que provenía de su cadera.

Una profundo y recalcado arañazo, se bañaba en la sangre, mientras su piel se abría paso en una gran grieta que era dividida en tres partes.

-"Mierda..."-otro quejido salió de sus labios.

Trate de no inmutarme ante la situación, pero ante el gran sangrado y lo peor que se veía ante los segundos que pasaban me hicieron desviar la mirada.

Rebusque entre el baúl que había debajo de mi cama, necesitaba una solución rápida, para librarme de esa terrible herida que me empezaba a atormentar.

Mis constantes pleitos y luchas, me había convertido en un experto autodidacta de medicina, era algo que me orgullecía por el hecho de tener una ventaja mental ante mis oponentes, en esto caso, ayudar a Aradia.

La estupida y hermosa Enid. (Enid x Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora