—Bueno...
Regresó a ver a Kioko que caminaba dando algunos brincos cada tanto.
—¿Qué?
—¿Qué hablaste con Chigiri?
A los pocos minutos había llegado el entrenador y le hizo las preguntas correspondientes, anotándolas en su celular lo más rápido que pudo para hacer ella misma la nota. La charla con el muchacho no duró tanto luego de la presentación; solo hicieron uno que otro comentario respecto al entrenamiento.
—Lo que puedo resaltar, podría ser el hecho de que le dijera que admiro como juega— comentó sonriente, con un ligero rubor sobre sus mejillas.
—Amiga, te lanzaste sin cuidado— dijo animada, para cruzar su brazo con el de ella.
—¿Por qué?— preguntó en medio de una risita.
—Porque siempre te pone nerviosa el pensar en hablar con él y toda esa cosa. ¿No? Y decirle algo que sientes hacia él así en su primera conversación, estuvo de locos.
—Ahora me haces dar vergüenza— el color había subido, haciendo que bajara la cabeza, agradeciendo que no hubiesen muchos alumnos por aquellos lados del pasillo.
—Agradece que a penas te vi de lejos hablando con él, me pegara la vuelta para esperarte, porque si llegaba más vergüenza hubieses pasado por las caras que te haría.
Una carcajada abandonó a _______, imaginándose la escena. Peor hubiera sido para ella sin dudarlo. Los nervios la estaban comiendo en esos momentos. ¿Cómo pudo decir esas cosas sin pensarlo antes? No podía creer de lo que fue capaz.
—Estoy agradecida con todo dios que me escuche— agregó cuando fue dejando de reír —. Seguro ahora sí hace pública nuestra relación— murmuró con gracia.
—Seguro que sí.
Y ambas rieron.
La sonrisa del rostro de la apellidada Inoue no se borraría tan fácilmente luego de ese suceso.
—¿Cómo estuvo el día?Mientras se colocaba el cinturón de seguridad, oyó la pregunta de su madre que subía en el asiento del conductor tras guardar las muletas en el vehículo.
—Tranquilo— fue todo lo que dijo, para reacomodarse y quedar viendo al frente.
—¿Listo para tu primera sesión de fisioterapia?
—Mamá, eso es el viernes. Me lo vienes preguntando desde hace dos días.
Comentó sin muchos ánimos, apoyando un brazo por debajo de la ventanilla y posar su cabeza en la palma de la mano.
—Solo quiero animarte, Hyoma— sonrió para verlo por el rabillo del ojo, habiendo arrancando el auto.
Permanecieron en silencio. Incluso la mujer encendió la radio para escuchar alguna canción, para que todo se sintiera tranquilo. No solo le preocupaba el estado físico de su hijo, también el mental. Demasiado decaído había estado ese último tiempo.
—Hoy me dijeron que admiran mi pasión por el fútbol.
Al escucharlo, volvió a sonreír. Parecía que estaba dispuesto a hablar.
—¿Si? ¿Quién?
—La líder del club de periodismo.
—Veo que hay ansias de que te vuelvan a ver jugar— frenó ante un semáforo en rojo, regresando a ver a Hyoma.
—Sí, supongo...— movió sus hombros.
—Pero te gustó recibir el halago, ¿ah?— y estiró una mano para acariciar su mejilla, provocando que un ligero rubor apareciera sobre los pómulos del apellidado Chigiri.
—Creo que a todo el mundo le gusta— murmuró, volteando la cabeza en dirección de la ventanilla.
Realmente le animaba verlo así, y para que le comentara algo que antes de su lesión era tan común, debía de ser que ahora estaba quedando en el olvido en un pestañear.
—Te compraré otra novela, ¿quieres?
—Todavía no termino la última.
—Entonces te haré karinto manju para que la termines de forma agradable.
—Gracias, mamá— una pequeña sonrisa de lado surcó sus labios.
Estaba siendo muy consentido últimamente. Claro, antes siempre salía a entrenar o a jugar, y ahora solo debía de procurar no esforzarse mucho. Y su estado de ánimo estaba rozando el suelo.
—Iremos a buscar a Kimiko. Salió con unas amigas y hace poco me escribió pidiendo que la pasara a buscar.
—No le pienso dar mi lugar.
—Tranquilo, cariño— soltó una risita —. Ya estás sentado ahí, al lado de mamá.
Nuevamente, estiró una mano para acariciar una mejilla del muchacho que sacudió la cabeza con gracia. A veces solía disputar el asiento de copiloto con su hermana mayor.
Desde que había conversado con _______ Inoue, se sentía más animado. Aunque fuese una estrategia de su parte para hacerle la entrevista que no quería dar, le sirvieron como el aliento que le faltaba. Incluso, las muchachas que siempre solían andar detrás de él, ya ni las veía cerca.
Todo cambió demasiado rápido. Los hermanos Wanima de nuevo eran la sensación, y eso que no habían sido publicados en el periódico escolar.
No le importaba mucho que todos anduviesen siguiéndolo y viviendo comentando respecto a que lo admiraban demasiado. Chigiri quería jugar por sobre todas las cosas. Solo temía que, en algún momento del futuro, volviese a lesionarse. Ahí acabaría su carrera.
Estaba animado a seguir, aunque la inseguridad iba en aumento. A punto de opacar.
A los minutos, llegaron frente a una cafetería, en donde se hallaba parada su hermana con el celular en mano. Al verlos, se acercó a darle ligeros golpes al cristal de la ventanilla por la que la veía Hyoma, y regalarle una sonrisa.
—¿Estás de mal humor, querido hermanito?— preguntó al abrir la puerta de atrás y subirse.
—Déjame tener la expresión que quiera— dijo en medio de un suspiro, ocasionando que la mayor soltara una risita.
—Ay... Sabes que te quiero, ¿verdad?
Y se dispuso a abrazarlo por detrás de la butaca, haciendo que él se sobresaltara.
—Ponte el cinturón, ¿quieres?
Cuando finalmente la soltó, dejó caer sus hombros para retomar la postura de hacia unos momentos.
Mientras que las dos mujeres hablaban, se dispuso a bajar la mirada a su pierna. ¿Su sueño seguiría en pie cuando todo eso terminase?
Próxima actualización: martes.
Que tengan lindo fin de semana :3
Besos ♥
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PANTERA |Hyoma Chigiri y tú|
FanficSu corazón se agitaba cada que lo veía apoderarse de la pelota y correr como una pantera en dirección del arco contrario. Y sonreía ampliamente cada que anotaba un gol. Su club, por lo menos, una vez a la semana publicaba una nota respecto a él y so...