Capítulo 17: Riesgos

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Izuku era consciente que sus habilidades atléticas eran de sus más grandes debilidades actualmente, puede que se enorgullezca por ser alguien precavido en la medida de lo posible en su vida secreta, pero en su vida como civil era un blanco sencillo.

De una forma se aprovechaba de mantener bajo perfil en la escuela para evitar el mayor número de conflictos posibles, pero no significaba que no terminara en problemas ocasionales, aun si su matón principal ya no se involucraba, aquello dejo margen de maniobra para los otros estudiantes, los cuales se mantenían en línea para no molestar al rubio explosivo en la medida de lo posible ya que este, aunque no involucrado ya en la intimidación, seguía dando fin a ésta.

Por eso, Katsuki no entendió porque Izuku había cambiado su estrategia de bajo perfil a iniciar a contratacar y defenderse. fue algo sutil, un comentario por aquí o por haya, lo que cabreaba a los otros estudiantes al ver cómo les devolvían el insulto o el comentario creativo con uno más creativo.

Luego fue iniciar a esquivar los golpes y empujones, lo que hacía que los otros se ensañaran, de forma que él peliverde tenía que correr para huir de palizas mayores, solo por cortar las mechas de otros con sus comentarios ocurrentes. Lo que género un movimiento extraño del pecoso en la que parecía que buscaba provocar a los chicos con menor paciencia de todos y tras lograr su objetivo salir corriendo para esconderse.

Y aunque en la mayoría de las interacciones, sino en casi todas, no salía mejor parado que en la anterior, Katsuki podría decir que sea lo que estaba experimentando Izuku mejoraba tras el último altercado.

En una de esas ocasiones al salir de la escuela al escuchar un conflicto en un rincón que conocía muy bien por ser donde antes llegaba a intimidar al pecoso, es que se asomó encontrando a Izuku esquivando golpes de un estudiante a diestra y siniestra. Estaba listo para intervenir, cuando vio como él pecoso se agacha de tal forma que le da la oportunidad de empujar al otro sobre su mismo y salir corriendo en dirección contraria en donde se encontraba él rubio.

Fue una sorpresa verlo defenderse por sí mismo y lograr ganar aquella pequeña pelea casi intacto. Lo que le generaba más dudas al chico explosivo, al no entender las motivaciones del contrario para tomar esos riesgos después de haber estado tanto tiempo en el fondo con el fin de evitarlos y ahora los buscaba.

Pero aquello tenía un fin para Izuku.

De una forma había convertido a la escuela en su campo de entrenamiento personal, pues no creía que lo aceptaran en alguna escuela de artes marciales, no es como haya decidió hacer la investigación, de una forma creía que sería estigmatizado en aquellos lugares.

Tampoco quería que lo relacionaran con un estilo de combate especifico.

No, de una forma decidió hacer su propio régimen de entrenamiento, el cual implicaba iniciar a enfrentar aquellos que lo intimidaban. De modo que inicio probando las aguas en las que estaba a punto de meterse, justo antes de iniciar a ser realmente la molestia que muchos creían que es.

Sabía que recibiría más moretones, o que incluso meterse en problemas con la escuela, pero parecía que su Secundaría no haría nada con los conflictos entre estudiantes, si los últimos vistazos de maestros a los lejos y como estos desviaban la mirada al ver como lo intimidaban le decía algo.

Además de no haber sido llamado a la oficina del director, ni con su maestro tutor.

Aun con eso, no significaba que no se metiera en problema con Mitsuki que estaba más que lista de crear una demanda contra la escuela, o incendiarla ella misma, tras ver los primeros moretones.

Se le hizo difícil convencerla de no hacerlo, e incluso Katsuki intervino en uno de eso, revelando que era él el que buscaba aquellos enfrentamientos, tras defenderse de las palabras agraviantes. De forma que la Bakugo mayor solo podría tener conflictos internos con el hecho de que Izuku se defendiera pero que terminara lastimado por ello, y solo podía pedirle o mejor dicho exigirle a su hijo que protegiera mejor al pecoso, para que este se llegase a quejar por tener que vigilarlo.

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