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—Y lo inusual tuvo mucho sentido
LO ÚNICO QUE SE PODÍA ESCUCHAR APARTÉ DE LA VOZ DE MACGONAGALL ERAN LAS UÑAS DE JAMES, no hacía mucho que el quinto año había comenzado y su hermano estaba estérico por ese tal Voldemort, en lo personal amaba mucho a su hermano pero tenerle miedo a un alien sin nariz era la estupidez más grande, con una maldición imperdonable estaba todo resuelto eso de el elegido y el sin nariz pero James sentía que le metían ambos mucha drama a la historia. James sonrió ante lo estúpido que estaba diciendo porque claro estaba que si tenía al sin nariz seguramente temblaría pero luego terminaría con la vida de ese alien.
–¡Buenos días! – la voz escandalosa hizo que la azabache mirara sutilmente sobre su hombro al chico que estaba en la puerta de la clase. —Buenos días Minnie, hoy se ve divina
Esté tomó el asiento desocupado que estaba al lado de James, y le sonrió a esta última para luego mirar a la profesora.
—al parecer tendré que aprender que usted señor Black llegara tarde a todas mis clases —la mujer habló con ironía y el chico ni lo notó.
—no se preocupe Minnie, le aseguró que seré el mejor de su clase
—¡Ouh, si! Usted a Sido el primero que me ha entregado los trabajos pedidos de la semana pasada —La de ojos verde sonrió de lado burlona viendo a su compañero ser lentamente humillado y el dándose cuenta de ésto rascó su nuca.
—es temporal mientras me acostumbró a este nuevo año —se excusó estúpidamente.
La mayor se dió la vuelta para seguir en la pizarra, todos los estudiantes presentes se rieron ante aquella charla.—si claro señor Black, como usted diga
La de ojos verdes chasquio la lengua y miró al chico con una sonrisa divertida, haciéndo que este mencionado empujara sutilmente a la chica con la misma diversión.
Orión Black era el hijo de Sirius Black sus cabellos eran negros, unos ojos grises y una gran sonrisa coqueta, muy característico de los Black.
Él era divertido, le gustaba hacer bromas, estudiar muy poco, y lo divertido para el era molestar a las serpiente todo el tiempo, ambos eran buenos amigos y la chica lo soportaba por qué le tenía un gran aprecio.
—¿Quieres ir a una fiesta?—hablo el chico escribiendo en su pergamino mientras trataba de fluir la conversación. —
La chica acomodó sus libros en la mesa y dejó aún lado su café, para luego cruzar sus mano en la mesa y mirar el chico como si hubiera dicho algo completamente estúpido.
—no, gracias —Black abrió la boca sorprendido. —y no te hagas el sorprendido porque sabes que me iba a negar
El pelinegro cerro su boca y sonrió—lo sé por eso es que te voy a molestar todos los días para que aceptes
