Leyenda

156 21 12
                                    

Las risas abarcaban los pasillos cercanos, dos jóvenes riendo por algún sin sentido dicho ante un tema banal, simplemente sentadas sobre la encimera de madera, picoteando de una cesta de frutas con costumbre.

—¡¿Cómo puedes ser tan torpe?! — La risa aun filtrándose entre las palabras.

—¡Técnicamente no fue del todo mi culpa!

—¡¿Toda la estantería se cayó sola?!

—No toda, la primera poción fue culpa mía, el resto fue un efecto dominó. — Una respuesta que solo consiguió aumentar aquella carcajada.

—Normal que te echara. — Marcy rio en respuesta con algo de melancolía.

—¿Puedo contarte un secreto? — La azabache había dejado las carcajadas de lado, siendo una sonrisa residual lo único que quedaba de aquel ataque de endorfinas.

—Siempre.

—Aquel incidente fue una excusa, es decir, los hubo peores, pero ambos necesitábamos una excusa para suavizar la despedida, era obvio que hacía semanas que me enseñó todo lo que podía enseñarme. — Ambas se observaron con una calidez impropia del momento.

—Me encanta que me hables de tus aventuras por el continente. — Anne habló con un tono suave mientras apoyaba su peso contra el hombro de su amiga, Marcy solo pudo soltar una pequeña risa boba en respuesta.

—Y te las contaré todas, pues son tuyas, ya que todos mis viajes fueron para poder quedarme a tu lado. — Anne pudo notar como los colores alcanzaban sus mejillas, siendo disimulados bajo el contexto de una risa nerviosa.

—Algo me dice que aprendiste más que magia y medicina a lo largo de tus viajes. —Esta vez fue la azabache quien carcajeo con seguridad.

—Solo soy sincera. — Miradas fijas se mantuvieron más tiempo del necesario tras la suave muerte de aquella conversación, pues a pesar de haber pasado un año desde su reencuentro, seguía habiendo días en los que simplemente la presencia de la otra parecía irreal.

Y como hacia Anne cada vez que este tipo de pensamientos llegaban a su cabeza, su mano buscó su camino hasta que sus dedos pudieron enredarse alrededor de esa gema de brillo intenso que siempre colgaba del cuello de su amiga, como un faro al que poder viajar cada que su mente se perdía en medio de un mar de pensamientos nebulosos.

Marcy no pudo evitar notar el gesto de su compañera, a pesar de no poder apartar la mirada de sus ojos, Marcy rara vez perdía de vista cualquier cosa que hiciera Anne una vez la tenía en frente. Marcy acentuó levemente aquel trazo que marcaba una tenue sonrisa, imitando el gesto de Anne, agarrando la esfera que llevaba su amiga, quizás no tuviera el mismo significado para ella, pero Marcy podía ver la mezcla de alivio y felicidad cuando ambas gemas acababan una al lado de la otra y para ella, eso era motivo suficiente.

Marcy estaba en lo correcto, una vez la esfera apareció junto al icosaedro, la sonrisa de Anne pareció relucir con un brillo completamente nuevo, ese mismo brillo que hacía que Marcy deseara con todas sus fuerzas que su princesa pudiera volver a ver esas tres gemas juntas, en un mismo lugar, como debe ser.

"¡Como debe ser!" Marcy no pudo evitar una pequeña carcajada por lo bajo ante el recuerdo de la pequeña voz de la morena.

—¿Qué ocurre? — Al parecer aquella pequeña risa llamó la atención de su amiga, quien buscaba supuestos motivos. Marcy le observó con diversión, sabiendo que una frase sin contexto le daría todas las respuestas que buscaba.

—Las piedras no tienen razón de ser. — La ceja alzada y la sonrisa divertida de la morena le hicieron saber a Marcy que, efectivamente, sabía a lo que se refería.

Royalty (Sashannarcy au)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora