Capítulo 17

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Hernán se apresura y se presenta ante el hombre de traje gris y ceño fruncido quién nos aclara que es el agente Martínez. Entramos a la sala de interrogación en donde otro hombre que parece más joven y relajado, o eso creo por su forma de vestir informal con jeans y una remera negra de algodón, nos espera sentado junto a la mesa.

Me siento frente a él, Hernán se sienta a mi lado y les pregunta si podrían quitarme las esposas, Martínez accede a regañadientes y sale a buscar al oficial que custodia la puerta, este entra, saca un manojo de llaves del bolsillo izquierdo  de su pantalón y abre las esposas. Los hombros se me relajan un poco al soltarme las muñecas, pero aún sigo tensa.

—Soy el agente Gómez y te haré algunas preguntas —anuncia el hombre frente a mí abriendo una carpeta—. Eva Gaudí, veinticinco años, nacionalidad argentina. ¿Esto es así?

Asiento con la cabeza.

—Cuando yo formule las preguntas usted debe responder con palabras, no con señales —me aclara mientras Martínez me mira con desdén.

—Sí —respondo con voz firme aunque mi cuerpo es una gelatina que no para de temblar.

—¿Qué hizo ayer por la noche?

—Ayer estaba invitada a un cumpleaños pero decidí quedarme en casa porque me dolía la cabeza.

—¿Y alguien además de usted puede asegurar eso?

—Mi prima, ella sabe que me quede en casa.

—Ella sin embargo declaró que se fue a las veinte horas al cumpleaños de su novio en el centro de la ciudad y que usted quedó sola, es decir que usted puede haber salido sin que nadie lo notase.

—Pero no fue así —digo alzando un poco la voz.

—Tranquila, quieren lograr que te alteres. Cuando no quieras responder no lo hagas —me susurra Hernán al oído.

El agente Martínez se para frente a mí con la espalda recta y la mandíbula en alto.

—Es muy conveniente que nadie haya podido comprobar que usted se mantuvo toda la noche en casa, no le va a ser útil negar lo que ya es evidente porque la verdad tarde o temprano va a salir a la luz. Ahórrenos el trabajo ¿Usted intentó quitarle la vida a Manuel García?

—No respondas —me exige Hernán, pero mis palabras salen disparadas.

—¿Usted me ve capaz de algo así? —Me trueno los dedos esperando una respuesta.

—Veinte años trabajando aquí me han demostrado que algunas personas son capaseis de todo —me responde apoyando tan fuerte las manos sobre la mesa que casi me caigo hacia atrás.

—Tranquilo —le advierte el agente Gómez y sigue él al mando del interrogatorio mientras Martínez sale de la habitación apretando la mandíbula—. Eva los resultados de nuestra investigación  nos indican que usted no ha dicho toda la verdad.

—¿Qué pruebas tienen de ello? —interrumpe Hernán, que a esta altura dudo que haya terminado el primer año de derecho.

—Eva nos dijo que salió un tiempo con Manuel pero hemos interrogado a sus familiares y amigos y al nombrarla todos nos han dicho lo mismo, que no la conocían; pero al mostrarle una foto de ella uno de sus amigos, Cristian Álvarez, nos aseguró que la había visto rondando por algunos lugares a los que ellos suelen ir. Lo que no le llamo mucho la atención porque siempre han tenido que lidiar con algunas fans acosadoras que hacen lo posible para estar cerca de Manuel.

—¡Eso  no es verdad! Cristian me conoce, hemos estado juntos en la casa de Manuel, hemos salido a bailar y hasta hemos asistido juntos a una fiesta luego de la entrega de premios. Conozco a sus amigos y también a su familia con la que almorcé una vez. ¡No entiendo porque me hacen esto, la puta zorra de Ester les debe haber llenado la cabeza en mi contra! —grito exasperada.

Lo nuestro fue realDonde viven las historias. Descúbrelo ahora