Capítulo Cinco

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Rocco


 Ella continuaba en mi boca, su sabor dulce e inocente estaba en mi lengua como la propia sangre que corría por mis venas. La última vez que tuve la boca de una puta sobre la mía había sucedido años atrás. Desde el momento que descubrí que una boca femenina te podría hacer venir, considere que besar alguna boca que ya fue follada por otra polla que no fuese la mía, no era digna de ser besada por mí. Katherina se acababa de convertir en la primera puta que besaba desde los diecisiete años y joder, su sabor me había puesto tan duro como si la hubiese estado follando.


Dante se había encargado de llamar a Tony y saber de Katherina, con la carta que tenía bajo mi poder, sólo tuve que sumar dos más dos para deducir lo que estaba sucediendo.


Tony, me encargaría de él y disfrutaría cuando su sangre manchara mis manos y se deslizara por mis palmas. La excitación se deslizó por mi cuerpo hasta estremecerme y hacerme gemir con gozo. Acababa de reclamar a Katherina, sus labios, y prontamente su cuerpo y alma. Katherina me pertenecería, eso no estaba en discusión luego de aquel beso. Ella era picante y adictiva; ahora conseguiría tenerla en el club hasta que no deseara marcharse.


Dejándome caer de culo en la punta de la cama, retiré la toalla que se frotaba sobre mi dura polla. Carajo, parecía tener vida propia. No me toqué, ya lo había hecho mientras me duchaba, recordando aquella dulce boca e imaginándola cerrarse alrededor de la punta de erección.


Los toques en la puerta me hicieron poner de pie, me acerqué al sillón, tomé unos vaqueros y me vestí. Pocos tenían permitido acercarse de aquella manera a mi lugar y solamente Em y By tenían permitidos entrar. Cuando los hermanos celebraban, la mierda se hacía grande y Em a veces prefería dormir en mi cama, conociendo que ese era el único lugar donde pudiese dormir toda la noche sin ser molestada. Tomé una camiseta sin mangas luego de colocarme las botas y la coloqué por la cabeza, cubriendo cada musculo y luego me acerqué para abrir.


—¡No puedes dejar a esa perra quedarse en el club!— cerré la puerta a mi espaldas para prohibir que mirase el interior de mi lugar.


—Te estás permitiendo mucha mierda, Merly— el edificio estaba en silencio, pasaba de la media noche pero tenía cosas que hacer.


—Rocco— ahora su tono fue suave, el tono de un buen coño que intentaba convencer a algún pendejo.


—No tientes tu suerte, Merly. Podría poner mis manos alrededor de tu cuello sin estar follándote y no te gustará— ella no dijo más, giró sobre sus pies y desapareció por el pasillo, por lo menos era lo suficientemente inteligente como para saber cuándo retroceder.


La habitación de By estaba cerrada pero la puerta no asegurada cuando llegué allí y abrí, me deslicé en el interior para encontrarme con Em en el mueble. Ella no se apartaría de By hasta que despertara más allá de las alucinaciones de los medicamentos. La tomé en brazos y salí de la habitación y me acerqué nuevamente a mi lugar donde la dejé en la cama, Katherina estaba en su habitación y aunque la tentadora idea me golpeó con violencia, no deseaba tener la polla más dura.


Siempre era el mismo sentimiento cuando observaba a Em dormir. Se veía demasiado frágil para toda la mierda del club, pero ella pertenecía a nosotros.

Loving the Darkness (D.W #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora