Es curioso, ¿no?. La forma en que todo comienza a volverse obscuro y sombrío, cuando intentas sanar y olvidar, pero hasta el cielo nublado te recuerda cuán jodido estás en el fondo, cuántas cicatrices sin sanar llevas en el alma, cuántos recuerdos te hacen bajar la cabeza y simplemente derrotarte.
A veces me pregunto si alguien comprenderá la magnitud del horrible abismo en el que me encuentro, sola, aterrada, y en un silencio sepulcral. Sollozando con cada respiro, perdiendo la mirada en la nada, mientras pasan los minutos, las horas, y los momentos de mi vida que escucho desde la distancia, y que no estoy viviendo.
El llanto incesante que nadie ve, los gritos desgarradores que nadie escucha, mientras intento formar una sonrisa en mi rostro para no parecer una exagerada, diciendo que estaré bien, que solo es un ataque de ansiedad más, que solo es otro mal día. Para que al llegar a casa pueda desbordarme en un mar de lágrimas, y seguir.
Al final de cuentas, sigo viva, ¿pero para qué?...
