Un día como cualquier otro, había comenzado a trabajar como pasante en la comisaría de Forks bajo el título de "la extranjera" los lugareños hicieron de mi un chisme, parecía que el pueblo pequeño infierno grande, era un dicho bien dicho.
No era por ser egocéntrica pero tenía una figura maravillosa, un pecho un tanto pequeño que compensaba con unas nalgas grandes y respingadas, un abdomen plano y ligeramente musculoso no se podía evitar, realizaba dos horas de entrenamiento diario, y no, no era en el gym, realizaba entrenamiento al estilo militar, había comprado una casa justo a las afueras del pueblo con entrada al bosque lo que me daba una maravillosa cobertura y protección de la miradas indiscretas.
Soy un cazador de rango B, mi habilidad elemental es el fuego fatuo, un fuego hecho para torturar a los vivos y quemar hasta las cenizas a los muertos.
Mi llegada a Forks fue con la intención de descubrir la ubicación de mi compañera y amiga la cazadora Ailén Estrada, después de la muerte de nuestro compañero de equipo ella había estado decaída, al punto de ser como una marioneta, esa mujer vivaz, alegre, y decisiva como un rayo se había apagado, como un fantasma sumiso y obediente, no decía que fuera malo ser sumisa pero...
¿Cómo reaccionas a una llama apagada? Ya no es calida y alegre, ahora es fría y apagada, como un muerto en vida. . . Preocupante.
Suspiré mientras peinaba mi cabello rojo, aquella melena que como un farol llamaba la atención dónde fuera. Lo natural de mi color solo hacia que la envidia proliferase a mi alrededor. Si tan solo supieran lo mucho que una se esforzaba en mantener el cabello bonito y arreglado.
Salí de mi cabaña con calma, tenía que mandar a hacer un camino asfaltado para mi carro, planeaba hacer un frente amplio y hacer una carretera de 7 metros para mí coche, mi casa estába muy adentro del bosque pero con un camino recto hacia la carretera principal, ¿conveniente? Si ¿Laborioso? Bastante, gracias al cielo la mano de obra magia aún que cara, tenía sus beneficios... Después de todo ¿Que humano podía construir una casa en un día en medio del bosque sin que nadie lo descubra?
El camino a la estación de policía fue lento y tortuoso, pero no se podía evitar, el ambiente en el pueblo se sentía tan... Pesado. Cómo si algo estuviera por ocurrir, muchas cosas pasaban en este miserable pueblo y eso que no parecía pasar nada. Pronto la población humana se iría a la gran ciudad, y el pueblo posiblemente sería tomado por lo sobrenatural en su totalidad ¿Cómo podían desperdiciar lo? Un clima perfecto para lo que no debía ser visto.
—Buenos días señorita Green.— Saludo la recepcionista, una muchacha linda de mejillas sonrosadas, había pedido traslado a la ciudad, seguramente pronto ya no la veria por aquí.
—Alerta a todas las unidades, accidente en la vía principal, un camión y una camioneta, dos heridos y un posible inconsciente. — La voz con dejes robóticos se escuchó en la radio de mi pantalón.
—Demonios acabo de venir de allá, el deber llama. Adiós bonita.— Me despedí, conduciendo la camioneta de policía rumbo a las coordenadas señaladas, al llegar me sorprendió ver aquella escena, un cable de alta tensión en el suelo parecía conectarse con el camión. La camioneta en cambio tenía un aspecto bastante malo pero... No acordé al choque. —Malditacea —
Gruño mientras corro el fuego en la camioneta y el camión se mantuvo estático el calor que debía evocar fue retenido por mi don mientras iba a por los supuestos choferes.
Muertos desde mucho antes del choque, drenados. Abrí el camión por detrás, usando una palanca en forma de pezuña, la tan llamada "pata de cabra" con fuerza aquella puerta abrió y las cosas atrás se vieron, explosivos y personas, que bonito, cinco jóvenes y muchos explosivos caseros, no dude nisiquiera me fijé si estaban vivos o no, quedaban 5 minutos de control sobre el fuego antes de que saliera de mi control, había perdido mucho tiempo abriendo el camión.
Saque a los jóvenes de dos en dos, los arrastre hasta la camioneta el fuego siguió su curso y el tiempo se hacía escaso, una vez tocaran las mangueras de gasolina explotaría todo. Apenas había tocado el acelerador cuando la explosión de hizo presente, la onda fue tan fuerte que la camioneta se desplazó hacia el frente trozos de metal salieron disparados, el vidrio trasero de la camioneta fue atravesado pero no me detuve a ver, casi conduciendo por adrenalina tal vez, no quise detenerme, temía que lo que fuera que había planeado este accidente volviera.
Hay que asegurar las víctimas.
No supe ni como llegué al hospital del pequeño pueblo, ni como logre llegar a la puerta lo que si puedo decir es que antes de desmayar me un hermoso hombre de ojos ámbar me tomo en sus brazos, y como un ángel caído del cielo me trajo paz en mi mundo lleno de oscuridad.
—— Volterra ——
—¿Alguna duda? ¿No te sientes incómoda?— Preguntaba curioso Marcus, el amaba lo bien que recibía su compañera la atención de los tres pero... Lo recibía tan bien que era aterrador. Era como una muñeca pacifica, entregada. No entendía que le sucedía, pero sentía que ella no debía ser así.
—Si estoy bien, ¿Por qué lo dudas?— Pregunto suavemente mientras acariciaba suavemente sus propias manos, Aro le había dado un conjunto de ropa bastante hermoso, un vestido adaptado al estilo veraniego que dejaba ver su encantadora figura de una manera hermosa.
—¿No te sientes incómoda? Estás unida a tres hombres desconocidos, y pareces ... Tan tranquila con eso... ¿No temes que te engañemos? ¿Que sea un engaño de un grupo de vampiros aburridos?— Su preocupación latente pero ella solo sonrió con lentitud, sus ojos por un momento parecían más opacos.
—Dudo mucho que logren mentirme, no te preocupes. . . Solo, espera a que me adapte, cuando eso pase ... Extrañarás está paz.— Su comentario suave y lento solo hizo que mi piel se erizara, su mano calida con gentileza acaricio mi mejilla y sus labios, sus dulces labios de miel tomaron los míos con un beso tan suave, tan lento, que parecía que ella tenía miedo de romperme y no al revés.
¿Quien es el cazador y quién es la presa aquí?
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Dulce Reina (Reyes vulturi)
FanfictionEra amiga de Bella, pero ella me traicionó. Ella jamás fue buena, y su deseo de ser el centro de atención llegó muy lejos. Mi nombre es Ailén Nikol Estrada para el mundo, y soy una cazadora de bestias sobrenaturales. Todo iba bien... Era la mejor...