Capítulo 42

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Jayden Lombardo

22 de junio

Soy un completo imbecil, eso es lo que soy. Como mierdas pude olvidar nuestra cita de antier en la noche o peor, que ayer cumpliamos un mes juntos, yo era el mas emocionado por celebrarlo, ya tenía su regalo y lo jodi todo.

Decidí darle espacio ayer y que se calmara, llegue antes que ella a la oficina y la estoy esperando a la par de su escritorio.

La veo salir del elevador, para en seco cuando me ve, aparta la mirada de mi y sigue caminando, cuando se pone en frente mía solo me dice mi agenda del día, se que la he arruinado y mucho.

-Dulzura mírame, por favor.

Cuando al fin sus ojos me ven, noto muchas emociones, se ven cansados, llenos de algún dolor que siento que no es solo por la estupidez que hice.

-Eso sería todo, en una hora es tu próxima reunión.

-Me vale mierda la reunión, ahorita lo que me importas eres tú, grítame, reclámame, pero no te quedes callada.

-Para que gastaría mi tiempo gritándote o reclamándote? De que me sirve pedirte que no hagas algo que obviamente tú sabes que no debes hacer.

Mi pecho se aprieta, ella tiene razón, no tiene porque pedirme algo que es muy obvio.

-Lo se dulzura, no volverá a pasar, no te volveré hacer esto.

-Eso solo el tiempo lo dirá, iré hacer mi trabajo.

Siento que todo está mal, que ella aunque no me reclame está mal, veo una inmensa tristeza en sus ojos y las enormes ojeras que tiene solo me dice que no durmió nada.

-Dulzura se que no estás bien, no dormiste verdad?

Ella suspira con pesadez.

-No, no lo estoy, así que por favor solo vete.

-Se qué hay algo más que te molesta, dímelo, si no hablamos no podremos arreglar bien las cosas.

Me da una mirada dolida y una sonrisa triste.

-No esperes reclamos de mi parte Jayden, no esperes que me convierta en una novia celosa que te controlara todo solo porque me dejaste plantada y te quedaste con otra mujer. Sigue haciéndolo y verás cómo me vas perdiendo, puedo perdonarlo porque siempre se nos olvidan las cosas, no somos perfectos, te perdonaría fácilmente si te hubieras quedado dormido o con tu familia, o hubieras tenido alguna emergencia, pero no cuando ese día que me dejaste plantada, ni siquiera me diste una mirada o te despediste cuando te fuiste con esa mujer. Te llame y te escribí, ni siquiera me escribiste al siguiente día, te valió completamente mi existencia.

Intento acercarme a ella, retrocede al ver mis intenciones.

-Ve a trabajar.

-Mi pequeña...

-Y otra cosa, ponte en mi lugar, no eres el único que tiene inseguridades, ponte a pensar en cómo te sentirías si yo te hiciera lo mismo, ahora solo vete.

Me quedo unos segundos viendo cómo empieza a trabajar, me voy a mi oficina sintiendo como el nudo en mi garganta se hace cada vez más grande.

No eres el único que tiene inseguridades.

La llene de inseguridades, yo el que más odia a los que hacen eso, porque a mi me han llenado de muchas. Hoy las provoqué y lo hice a la mujer que más amo.

Ponte en mi lugar.

Lo hice y lo que sentí no me gusto. Si ella me hiciera eso, mi cabeza se llenaría de tantas dudas, de si el otro fuera más importante, que es mejor que yo.

Las Estrellas Si Cumplen Deseos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora