Cap 1.

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—Viene un chico nuevo, por favor, no lo arruinen está vez.

"Abril estamos juntas en esto, o todas lo arruinamos o todas los salvamos" dijo AG, dentro de su cabeza, aunque lo escuchaba tan claro que Abril podría jurar que le había hablado al oído. 

Suspiró, intentando relajarse, estaba muy nerviosa.

Los últimos tres acompañantes que había tenido se habían ido, porque no podían convivir con aquellas cinco personas completamente distintas que compartían un mismo cuerpo.

Por suerte habían sido amables, no la llamaron loca ni le gritaron, ni nada, sólo se habían ido y no volvieron a hablarle.

O al menos era lo que Abril sabía, pero ella al ser el anfitrión, las otras personalidades no le contaban nada de lo que pasaba.

Abril había sido diagnosticada con Trastornó de Identidad Disociativo hacia tres años, cuando luego de su baile de graduación algo había ido muy mal.

Esa noche se había ido con Samantha, a su casa, siendo su interés amoroso estaba más que claro que su intención era tener sexo con ella, pero fueron un par de besos calientes y después ya no recordaba absolutamente nada.

Despertó al otro día en el hospital, no tenía idea de qué había pasado.

La enfermera, el médico y el psiquiatra que la visitaron y la cuidaron un par de semanas, la ayudaron a adaptarse a la nueva noticia.

Esa noche se había sentido algo incómoda con los besos de Samantha, y fue suficiente para que otra parte de su ser tomara el control, aquella que después conoció como Bunny su protectora, encargada de protegerla de cualquier situación sexual con la que no se sintiera a gusto.

Samantha se había dado cuenta que había algo mal, y se detuvo, cuando le preguntó si estaba segura, fue Bunny quien asintió, pero la mayor seguía notando algo raro.

Quizás si Samantha hubiera seguido, hubieran tenido sexo desenfrenado, para que al otro día no recordara nada y culpara al alcohol, pero no fue así, porque la mayor era muy buena, demasiado.

Bunny era muda, y sabía lenguaje de señas, y fue luego de un rato que respondió con sus manos a las preguntas de la otra.

Abril no tenía ni idea del lenguaje de señas, luego de aquello, Samantha se había alejado y llamó a sus padres adoptivos, y de allí al hospital, creyendo que había algo malo, porque ninguna de las actitudes de Bunny coincidía con las de su hija.

Se dieron cuenta que allí no estaba la niña que habían adoptado cuando tenía once años: Bunny diría que sí a todo, incluso a cosas que Abril odiara, y también estaba el hecho de que no hablaba y se comunicaba con señas, aunque intentaba hacerlo lo menos posible, esa no era su hija, esa no era Abril.

Al explicarle lo sucedido al médico de guardia del hospital, la situación no estaba ni cerca de terminar.

Todo ya estaba lo suficientemente raro cuando apareció una tercera persona.

AG, cómo se había presentado después, la protectora principal, y fue quien respondió todas las preguntas del médico, y de psicólogo de guardia, un pobre estudiante que parecía muy asustado.

—No estoy en condiciones de responder—dijo, con una voz más grave y sería, definitivamente más intimidante que el tono de voz normal de la joven que todos conocían—. Mamá, ¿Podemos ir a casa? Estoy cansada.

Por ese entonces, Abril estaba diagnosticada con esquizofrenia, erróneamente, lo suyo era completamente diferente.

—Debe ser que bebí mucho en el baile—dijo, se encogió de hombros.

The Alters.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora