nunca quise ♱ aimar x scaloni

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Aimar sentía un leve zumbido que incrementaba mientras aquel sonido blanco desaparecía, entre parpadeos se despertó, los muchachos gritaban eufóricos por haber llegado a su destino, Aimar sin extrañar, había dormido todo el viaje junto a su amigo Walter, que a pesar de su cuadro, eran bastante unidos.

La personalidad de Pablo era bastante definida entre sus compañeros de plantel, un temperamento bastante sensible, criado por su madre, era sensible pero no lloron, se bancaba todas, aveces demasiado, no importaba el rival, si no el resultado, aunque la violencia no era la solución, siempre se veía envuelto en problemas del estilo. Tranquilo la mayoría del tiempo, observador, y apesar de no demostrarlo, apreciaba mucho su circulo de amistades. Amaba el rock nacional y en general la música.

— LLEGAMOS PAYITO — Gritaba Walter, Walter Samuel, un clásico bostero, amigo que se encargaba de recordarle todo el tiempo que pertenecía a aquel equipo y su rivalidad, pero sabía que físicamente Pablo no era nada comparado a él. El de ojos claros era bastante comentarista, siempre opinando "humildemente" de todo el mundo, aconsejándole a Pablo quien era mejor o peor. Pero a fin de cuentas siendo un buen amigo, bastante bueno escuchando y aconsejando, sobre todo acompañando.

— Me acabó de despertar, no me grites — Comentó en una voz suave pero raspada Aimar recién procesando todo el quilombo causado por sus compañeros, quienes cantaban aquellas famosas canciones de los barrabrava o alguna que otra guarangada.

— Dormiste bien pinchecha?— Sonreía pícaro al recibir una palmada fuerte por parte del cordobés.

El de rulos miraba su reloj pequeño y marron que marcaba las diez de la noche, después un suspiro desalentador se levantó a las quejas debido a que su compañero bostero lo levantaba cruelmente del cabello para poder bajar, había dormido todo el viaje, aquel mal hábito causaría que no pudiera dormirse a la noche.

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El piberio gritaba y cantaba de forma exageradamente eufórica, al llegar al extenso comedor. El techo estaba tan alto que el eco era inevitable, los candelabros lujosos que reflejaban brillos de colores, el enorme ventanal con cortinas gigantes y las mesas de aquella madera tan oscura. Aimar se sentaba junto a Walter a su izquierda, Riquelme a su derecha, enfrente a Saviola, Palermo y Scaloni.

Riquelme era un joven lleno de sueños que se cumplían de a poco, jugar en Boca era uno de ellos. Y el sueño de todo chic@ de Argentina, representar a su país por el deporte. Extrañamente estaba callado, siempre tenía algo que decir o alguna anécdota que contar, aunque su cara reflejaba a un chico serio, era todo lo contrario, era amable y siempre que podía trataba de hacer reir a todos. Bastante juzgador y su actitud "superior" con algunos rivales o incluso compañeros hacían salir su lado mas competitivo.

Por otro lado, Javier Saviola, un chico reservado y bastante burlón, era cariñoso pero tenía poco tacto sentimental, aveces demasiado corto o vergonzoso, fue amigo de Pablo desde que se conocieron en las inferiores de River, desde allí Saviola se dejó influenciar por los pensamientos tan marcados de Aimar, teniendo un carácter único a la hora de pelear.

A su lado, se encontraba el grandote de Palermo, Martin era un joven bastante quilombero y peleador, ruidoso y cargoso, muy amigo de Riquelme, ambos eran parecidos, la diferencia era que Palermo, sabía y conocía los limites para su persona, debía ser serio pero demostrar su amabilidad, y asi era.

Y por último el enigmático Lionel Scaloni, aquel chico alto y de físico robusto no solía hacer muchos chistes, aunque siempre estaba junto a Roman, no hablaba como Palermo, pero tampoco era conflictivo como Saviola. En realidad, Pablo lo había analizado a profundidad en una oportunidad, y a los ojos filosóficos de Aimar, Lionel se mostraba como un chico reservado y respetuoso pero que se reía con algunos comentarios, que no pensaba con la pija, pero que tampoco era un bochita, era tranquilo, despreocupado y bastante callado.