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La tenue luz que entraba por la ventana comenzó a incomodar en tus párpados provocando que no pudieras seguir en tu cómodo sueño. Lentamente abriste los ojos para mirar la blanca y amplia habitación en la cual te encontrabas, el cuarto es lo último a lo que le prestaste atención anoche.

Estiraste cuidadosamente tu cuerpo notando un gran brazo sobre tu cintura, giraste hacia el otro costado de la cama mirando a Jing, quien seguía durmiendo aferrado a tu cintura, sonreíste enternecida ante la escena.

No sabías que hora era, pero parecía ser relativamente temprano, así que sin despertar a Jing, sacaste de tu ropa tu teléfono, observando las llamadas perdidas de Shenhe y los mensajes de Lisa.

Mensaje de Lisa

| Dios T/n contestale a Shenhe, ¿que aún siguen haciéndolo?
7:15 a. m|

| No creo que el general dure tanto, ¿o sí? bueno, Blade es su amigo, puedo preguntarle
7:17 a.m |

| ¿Sabes que? estoy empezando a creer que estas ignorandonos, Shenhe lleva marcando desde que se despertó, ¿irás al trabajo?
7:34 a.m |

|Ush, bien no contestes, pero quiero todos los detalles de como conseguiste coger con uno de los generales celestiales cuando regreses, ¿okay?      8:00 a.m |

No comprendias los mensajes de Lisa, ¿General? Jing no es ningún general. Miraste de nuevo la gran habitación sosteniendo tu mirada en aquella gran lanza detrás de un vitral, el cual estaba a lado de un uniforme con armadura — Ay dios…— susurraste para ti misma.

Estabas desesperada, totalmente desesperada, ¿cómo es que terminaste acostándote con uno de los siete generales celestiales?

Una vez más giraste tu rostro notando como aquel magnífico hombre descansaba desnudo sobre su propia cama, sus cabellos caían por su rostro haciéndolo ver aún más atractivo de lo que ya era.

Lentamente, comenzaste a deslizarte por la cómoda cama para salir de ella tomando la sábana para tapar tu cuerpo. Apresurada y con el temor de que despertase el general, tomaste tu ropa vistiéndote en tiempo record para después admirar la enorme lanza en aquel hermoso vitral, sí que era un general.

Al estar lista, regresaste cuidadosamente hacia la cama, ¿era correcto besarlo en los labios por última vez? No, pero no podías negar que al saber que probablemente no volverías a hacerlo jamás, optaste por depositar un casto beso en su mejilla.

Frente a la cama notaste un escritorio, tomaste una hoja junto a una fina pluma, la cual parecía ser de plata al igual que todo lo demás y trazaste una corta despedida con un simple agradecimiento, soltaste la hoja en la parte de la cama donde habías estado durmiendo y sin más te marchaste.

| “Gracias por la maravillosa noche que compartimos y por tu hospitalidad, un placer haberte conocido Jing Yuan. -t/n. “ |

 “ |

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