3

290 30 0
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Dalia Blanca

Hermione intento jalonear y empujar su cuerpo pero este no reaccionaba, solo se mantenía en la misma posición dejandolo estático mientras observaba como sus amigos dejaban de apretujar al rubia con sus brazos.

Él estaba ahí, justo ahí en los pasillos del castillos, curiosamente uno que siempre utilizaban para escapar por las noches, el azabache admiro la sonrisa en el rostro del rubio, sintió un cosquilleo en su abdomen y como sus piernas flaquearon un poco dudando de su seguir en pie o abandonarlo, en el momento que sintió el temblor su cuerpo reaccionó y con sus manos oculto su rostro tratando de reprimir el llanto que estaba por saludar.

Rogó para si mismo que ese momento no fuera un sueño y que el profesor no lo regañara por quedarse dormido de nuevo.

Harry quitó las manos de su rostro y rápidamente seco las lágrimas traicioneras y en pasos lentos se dirigió al rubio quien seguía abrazando a Pansy quién fue la que más lo extraño ademas de Harry.
Ron quien ya había visto que el menor se acercaba con miedo y lentamente le aviso a Pansy quién rápidamente se separó de su mejor amigo y limpio las lágrimas es sus mejillas.

—No estoy soñando, ¿ Verdad?
Pregunto el menor firme pero con miedo. El rubio sonrió de inmediato al apreciar al cuerpo que tenía delante, tomándolo de la cintura lo abrazo.

Harry alzó sus piecitos quedando de puntillas y enrolló sus brazos en el cuello del mayor inhalando su aroma, el cuál se desvanecía poco a poco en las almohadas de su vieja cama.

—Creciste demasiado.
—Solo un poco, pero tú te quedaste enano. Se burló el mayor y acunó el rostro del menor al separarse.

Todos esperaron un beso apasionado que recompensará los meses sin verse, más solo vieron como el rubio depósito un suave beso en la frente del azabache recibiendo una sonrisa de este mismo.

—Yo si pensé que se besarían— Exclamaron tristes Ron y Blaize. Harry y Draco habrían escuchado pero estaban sumergidos en la mirada del otro que podrían durar horas así.

Harry termino de colocar sus pies firmes y fuertes en la tierra. Y siguió sonriendo para Draco.

La peculiar sonrisa de Harry había regresado esa que se desapareció cuando cierto chico se fue, pero volvió, esa sonrisa que solo le pertenecía a alguien y ese era Draco Malfoy.

—Hermione, me tendrás que cargar de aquí hasta la biblioteca, mis pobres pies no dan para más. Exigió el chico dirigiéndose a su menor amiga.

LIBRO 2 : Flores para Harry ♪ DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora