Noah ~ de acuerdo, nos veremos allí.
El día siguiente pasó demasiado rápido mientras buscaba un atuendo que se me viera bonito. Aunque aún no entendía bien por qué, quería verme bonita al encontrarme con Noah. A pesar de que era una reunión con muchas más personas, solo me importaba descifrar su mirada.
– Mamá, ¿Crees que este atuendo se me ve bien? –le pregunté a mi madre entrando a la cocina.
– Daisy, ese y los otros 10 atuendos que me mostraste se te ven fantásticos. Dime, ¿Por qué estás tan decidida a encontrar algo perfecto? Jamás actúas así.
– Lo sé, es solo que...de verdad quiero lucir bonita esta noche. Me gustaría que los chicos también se fijarán en mi tanto como lo hacen en Alice y Samantha.
– Cariño, el chico indicado se fijará en ti lleves el atuendo que lleves porque verá tu corazón –dijo tomando mi mano y yo rodeé mis ojos.
– No necesito estás frases mamá, solo elegir un atuendo que me haga ver hermosa.
– De acuerdo, lo entiendo. El vestido rojo entonces, pero no olvides llevar abrigo.
– Descuida, gracias mamá.
Corrí a arreglarme viendo el reloj, eran las 7:30 y el sol se escondía poco a poco. Íbamos a reunirnos a las 8 en casa de Alice. Estaba a solo dos calles de mi casa por lo que me vestí rápidamente, hice mi maquillaje sencillo pero notorio y dejé mi cabello suelto cayendo tras mis hombros. Justo antes de irme recordé quitarme mis gafas y colocarme lentes de contacto. Mostrarme con gafas desataba algunas inseguridades en mi.
– ¡Ya me voy mamá! –grité bajando la escalera y salí de la casa para encontrarme con mi padre, quien estaba cortando el pasto del jardín. Una vez salí de la casa, me miró sonriendo.
– ¿Vas a casa de Alice?
– Si, ¿Crees que podrías recogerme por el restaurante luego?
– Desde luego, sólo llámame.
– Eres el mejor papá, te llamaré, adiós –dije y besé su mejilla para correr a casa de mi amiga.
Al llegar noté que ella y Sam me estaban esperando en la puerta listas para ir al restaurante de comida rápida en el que nos encontraríamos con los chicos. Al verme, ambas se sorprendieron un poco, y no pudieron ocultarlo. A decir verdad, sabía que iban a pensar que era extraño que me vistiera y maquillara como ellas solían hacerlo, porque en general, me conocían como la chica que vestía con jeans desgastados y una camiseta oscura.
– No puede ser, ¿Quién eres y qué le hiciste a nuestra amiga? –exclamó Sam con una gran sonrisa.
Sabía que su comentario solo guardaba buenas intenciones, pero algunas veces sus comentarios me lastimaban. Algo que probablemente nunca les mencionaría.
– Yo…pensé que era la ocasión correcta para estrenar este vestido.
– Luces hermosa Daisy –me aseguró Alice y yo rogué porque fuera la realidad.
Mi vestido rojo era corto, tenía un volado en la falda y mangas de tul que se ajustaban a mis brazos. Me sentía bien vistiéndolo, solo esperaba que a Noah también le gustara.
– Y um, ¿Ya nos vamos? –les pregunté y sonrieron asintiendo.
Al verlas pude notar lo equivocada que había sido mi elección de atuendo. Llevaban puestos unos shorts y remeras cortas haciendo que lucieran sexys. Mientras tanto yo, parecía salida de una comedia romántica. Me avergonzaba de mi elección pero ya era demasiado tarde para cambiarla, asíque asumí que debería ser fuerte esa noche.
Caminamos un par de minutos hasta llegar a un restaurante de comida rápida, dentro estaban ellos. Thomas, vestido con jeans y una remera de tono pastel, Jacob con una chaqueta de cuero y luego estaba Noah, quien llevaba pantalón y buzo deportivo negro. Fue entonces cuando supe el significado de humillación.
No quería entrar, pero no tenía otra opción. Entré con paso inseguro y evité mirar a Noah a los ojos. Nos sentamos y oí a mis amigas charlar amenamente con Jacob y Thomas. Mientras tanto Noah miraba hacia mi, por un segundo pensé que quizá lo hacía por mi atuendo, pero luego comprendí que había ido con la convicción de que pasaría un buen rato conmigo.
– Hola, ¿Te apetece hablar o quizá…
– Si, me gustaría –respondí interrumpiendo la voz de Noah y lo miré por primera vez a los ojos.
– Pues bien, ¿Vienes seguido aquí? –me preguntó y yo aclaré mi garganta intentando que mi voz saliera fuerte y no en un hilo.
– La verdad no, pero adoro las hamburguesas, son mi comida favorita. ¿Y tú?
– Jamás había venido aquí. Tu vestido, ¿Lo escogiste por alguna razón especial?
– N-no –me ruborizé pensando que quizá le gustaba mi atuendo, pero entonces todo se vino abajo.
– Deberías haber vestido algo más cómodo –dijo despreocupadamente y sentí mis latidos acelerarse mientras un nudo se formaba en mi garganta.
– Entiendo –susurré y me levanté con calma de la mesa para ir al tocador.
– ¿Dije algo malo? –preguntó Noah y yo lo miré intentando contener las lágrimas en mis ojos– tu vestido está muy bonito, no me malinterpretes. Es solo que quizá estarías más a gusto con ropa cómoda, o al menos eso es lo que siento yo, por eso visto así.
– Entiendo, ¿De veras crees que mi vestido es bonito? –él asintió y luego se encogió de hombros.
– Es un lindo color.
Ese fue el momento en que descubrí que Noah no era fácil de entender. Muchas veces se contradecía, muchas veces decía cosas que no se correspondían una con la otra. Y había algo de la adrenalina de no saber si sentía lo que decía, que me drenaba la energía.
Volví a sentarme a la mesa y le sonreí. Fue entonces cuando ví que miró a mi lado, donde estaba sentada Alice. Con algo de pánico, me levanté de la mesa y aclaré mi garganta para llamar su atención.
– ¿Quieres acompañarme a pedir nuestra comida? –él asintió y se levantó para acompañarme.
Caminamos juntos hasta el mostrador del local. Entonces ordené dos combos simples de hamburguesas. Y en lo que esperábamos, pude ver que su mirada seguía en nuestro grupo de amigos.
– ¿En qué piensas? –le pregunté con una sonrisa y él se encogió de hombros.
–¿Crees que esas parejas funcionen? –me mordí el labio y negué.
– La verdad no, Sam es algo indecisa en cuanto a chicos.
– ¿Y Alice? –preguntó llamando mi atención.
– Alice…no lo se.
– Espero que funcione entre ellos, se ven felices –dijo y me miró con ojos brillantes.
– ¿Y tú? ¿Te sientes feliz? –pregunté intentando disimular mi deseo de que dijera que estaba feliz por verme.
– Si, estoy a gusto contigo, es fácil hablarte y es fácil sentirse cómodo también.
– Te lo agradezco Noah –susurré y mordí mi labio mirando sus labios atentamente.
Esa fue la primera vez que deseé sentir el calor de unos labios sobre los míos. Jamás había sido besada y jamás me había importado serlo, pero ahora, frente a él, todo el panorama había cambiado. Deseaba conocer el sabor de su boca. Por tocar la textura de su piel. Entonces, me encontré a mi misma deseando que por favor no se enamorara de nadie más.
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Ese Extraño Sentimiento
RomanceDaisy es una chica más de su ciudad, nada extravagante ni particular. Y cuando conoció a Noah, contrario a los pronósticos, nada de eso cambió. Él era todo lo contrario a ella, llamaba la atención de todos y por supuesto, también la suya. Pero nada...