La tarde que recibí el primer mensaje de Daisy, me sentí un poco incómodo. No tenía nada en contra de esa chica pero no la conocía. Sin embargo, esa incomodidad tardó solo otro texto en irse. Cuando me invitó a ir juntos para no estar solos en la reunión de nuestros amigos, le dije que si. Era un excelente momento para hacer una amiga en quien pudiera confiar y con quién pudiera pasar el tiempo cuando los demás estuvieran juntos.
Al día siguiente, mis ganas de presentarme a ese tal restaurante de comida rápida eran casi completamente nulas, por lo que ni siquiera me tomé el tiempo de cambiar mi ropa. Fui vistiendo mi ropa más cómoda, la que vestía en casa, y deseando que fuera una buena noche.
Al llegar donde estaban mis amigos, ellos no tardaron en comenzar a hablar de Alice y Samantha, cosa que comenzaba a molestarme. Antes de conocerlas solíamos hablar sobre nuevas series que habíamos visto o sobre cosas que eran sencillamente mucho más divertidas que cualquier chica. Pero ahora todo se trataba de ellos intentando conquistar a esas chicas.
–Sam es la chica más perfecta que jamás había visto, en verdad siento que debería preguntarle si quiere ser mi novia –dijo Thomas y yo reí.
–No lo tomes a mal, pero no creo que sea nada prudente hacer tal cosa ahora. La conoces hace apenas un par de días –le contesté yo y Jacob asintió.
–Hablo con ella hace un mes, creo que ya es momento de hacerlo, y siento una enorme conexión con ella.
–Y, ¿Vas a respetarla ahora? Porque ya sabes, no trataste muy bien a tu antigua novia –le dijo Jacob a Thomas y yo me limité a observarlos.
–Por supuesto que la respetaré, es la mujer de mi vida, puedo sentirlo.
Iba a agregar más comentarios a la conversación pero entonces se abrió la puerta del restaurante y entraron las tres amigas. Sam se veía normal, Alice lucía hermosa con su ropa casual y relajada, y luego estaba Daisy...Daisy llevaba un vestido rojo demasiado llamativo. Algo en mi se sintió cómodo por la forma en la que esa chica parecía expresarse sin miedo al qué dirán. Era una cualidad que muchas personas consideraban que yo tenía, por lo que encontrar a una chica así era el perfecto indicador de que podríamos ser grandes amigos.
Las tres saludaron y se acomodaron en la mesa. Comencé a hablar con Daisy porque Alice y Jacob no dejaban de hablar cursilerías y me molestaba escucharlas. Daisy era simpática, pero cuando mencioné que su vestido era incómodo para la ocasión, noté que en realidad era una chica muy sensible. Y yo, desafortunadamente, no era un chico que funcionara en relaciones de cualquier tipo con las personas sensibles, ya que muchas veces no podía controlar mis palabras o decía cosas que en verdad solo se malinterpretaban. Hería mucho a las personas, y aunque no conocía a Daisy, en ese momento pensé que no quisiera herir a ella.
Cuando fuimos a comprar nuestras hamburguesas, mis ojos no podían dejar de mirar a Alice. Lucía especialmente preciosa en la noche, sus ojos verdes se acentuaban con la oscuridad del cielo detrás de su espalda y su sonrisa resplandecía mucho más que antes. Entonces, tuve que recordarme que estaba lejos de mi alcance, y que ahora su corazón pertenecía a alguien más.
El sentimiento no era lindo ni fácil de soportar, pero si que era más llevadero con Daisy a mi lado. Era graciosa y me hacía sentir una confianza digna de alguien que conoces hace tiempo. No mentía cuando le dije que con ella me sentía bien y cómodo.
Luego de ordenar nuestra comida, regresamos a la mesa y conversamos con los demás. Me asombraba que mientras más conocía a Alice, mi encantamiento por ella se desvanecía poco a poco. Era hermosa, pero no parecía alguien interesante o inteligente, ni siquiera era lo suficientemente graciosa como para mantener una conversación con ella. Así fue como mi corazón comenzó a sentirse aliviado. Estaría bien.
–Iré al tocador, chicas, ¿me acompañan? –preguntó Sam a sus amigas y ellas asintieron antes de marcharse juntas.
Tan pronto como se fueron, mis amigos me miraron sonriendo y yo fruncí mi ceño en signo de confusión hacia sus reacciones.
–¿Qué sucede entre tú y Daisy? –preguntó Jacob y yo reí antes de contestarle.
–Oh, es una chica genial, supongo que seremos grandes amigos. Hablar con ella es como hablar con un amigo, me siento cómodo a su lado.
–¿Un amigo? –preguntó Thomas perplejo y yo asentí– pues, asegúrate de que ella lo sepa. Sam dice que es una chica muy dulce, no querrás que tenga ilusiones contigo...
–Daisy no tendrá ninguna ilusión, estoy seguro de que siente la misma conexión que yo siento con ella. Somos como llamas gemelas en forma de amigos, espero poder seguir hablando con ella, y espero que puedan conocerla más ustedes. Verán que podría ser parte de nuestro grupo, es como nosotros –les dije contento por mi nueva amistad y ellos se miraron en silencio.
Las chicas regresaron unos minutos después y Daisy me sonrió desde su asiento. No entendía por qué pero me sentía a gusto con ella, por un momento había pensado que era mala idea venir para estar con una chica que no me interesaba, pero había sido la mejor decisión que podría haber tomado. Ahora tenía una nueva amiga, alguien en quien confiar y a quien contarle mis tristezas, después de todo, a una chica si puedes contarle que a veces te sientes mal y no va a burlarse.
Esa noche sonreí para mis adentros pensando en que había sacado la lotería con Daisy. Ella sería mi mejor amiga.
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Ese Extraño Sentimiento
RomantizmDaisy es una chica más de su ciudad, nada extravagante ni particular. Y cuando conoció a Noah, contrario a los pronósticos, nada de eso cambió. Él era todo lo contrario a ella, llamaba la atención de todos y por supuesto, también la suya. Pero nada...