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En su hogar, luego de una agotadora jornada laboral, con su pijama, listo para irse a la cama junto a su princesa que no paraba de saltar de un lado a otro tras decirle a JungKook sobre lo bonito que era su maestro

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En su hogar, luego de una agotadora jornada laboral, con su pijama, listo para irse a la cama junto a su princesa que no paraba de saltar de un lado a otro tras decirle a JungKook sobre lo bonito que era su maestro.

El alfa Jeon solo podía escucharla con una sonrisa, de vez en cuando desviando su atención del trabajo por petición de su niña.

-¡Papi, pon atención a lo que te digo! -Reclamó la cachorra a su progenitor cuando lo vio no concentrado en lo que decía.

EunYeong se acercó a su padre, quitándole los documentos que sostenía en manos, apagando la computadora con indignación entre pucheritos.

JungKook sonrió, cediendo a las peticiones de su cachorra, supuestamente molesta, pero realmente se veía muy tierna con su pijama de Stitch.

-Bien, de acuerdo. Continuaré más tarde -sonrió para tranquilizarla, apartando sus manos del ordenador en cuanto su hija puso una mano encima del mismo para quitárselo.

-No se puede confiar en los adictos al trabajo, mucho menos si son alfas -murmuró en reproche saliendo del colchón para acomodar todo en la mesita de noche en el lado izquierdo.

JungKook soltó una risita, negando con la cabeza. Esta hija suya, era todo un caso. Estaba seguro que esas palabras las había escuchado y aprendido de su tío.

-¿De cuándo aquí sabes sobre alfas y adictos al trabajo, mmh? -Cuestionó en cuanto ella regresó a su lado, cruzando sus brazos en espera de la respuesta.

EunYeong rodó los ojos a su progenitor, regresando a su lado luego de haber dejado el ordenador en la mesita de noche.

-El tío Gigi regañaba a mi tío Chim por no darle atención -se encogió de hombros con inocencia.

JungKook suspiró profundamente, iba a matarlo.

-Bueno, pasando a otro tema, ¿qué era taaan importante que debía dejar mi trabajo para escucharte? -Cuestionó, restando importancia, después se encargaría de su hermano mala influencia para su cachorra y sus propios hijos.

La cachorra se lanzó a los brazos de su padre, siendo atrapada en un cálido abrazo con muchos besitos en su mejillita.

-¡Al maestro Tae le encantó el postre! -Exclamó eufóricamente, con una sonrisa tan dulce que al mayor se le hizo inevitable no acogerla en sus brazos para luego darle muchísimos besitos en sus mejillas-. ¡Papi!, detente, no más besos -soltó entre pequeñas risitas, retorciéndose en brazos de su progenitor por las cosquillas que le ocasionaba sus besos al azar por su pequeño rostro.

-¡Eres tan adorable! Mi linda cachorrita -arrulló con un chillido.

La niña sonrió luchando por alejarse de su padre, ella era demasiado pequeña para soportar tantos apretones con excesivo amor, le ocasionaba ataques de risa incontenible, al punto en que después le dolía su pancita.

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