Drabbles [EunHae•HaeHyuk]

Pizza [HaeHyuk]

"Hace dos meses atrás lo había visto por primera vez, Donghae no podía sacar de su mente a ese chico.

La sonrisa, su voz y esa cara perfecta lo tenían al borde, recordaba la forma de agradecerle por su compra y sus manos tomando su tarjeta para cobrarle.

Mierda

A esa altura no sabía que hacer, puso en marcha a sus hombres pero simplemente no habían querido darle la información personal.

Fue una noche de invierno donde Donghae no quería cocinar asique pidió comida. Al abrir la puerta se encontró con la grata sorpresa de verlo.

Parado allí en su puerta, con una hermosa sonrisa de encías y los cajas de pizzas en la mano.

—¿Lee Donghae?

Este asintió sin poder dejar de ver su rostro. —Si, gracias.

—Aquí esta su pizza. Que disfrute su comida.

Y cuando el muchacho se dio vuelta para irse, Donghae por primera vez en su vida, entró en pánico.

—Espera... ¿Quieres...

El chico sonrió acercándose. —¿Necesita algo más?

—Tu nombre, tu número y saber si estas soltero.

Una carcajada escucho segundos después y el moreno nunca pensó que se enamoraría con eso. —Bueno, que directo señor. Mi nombre es Lee Hyukjae, mi numero se lo puedo anotar si quiere y si, estoy soltero.

—Gracias. Hyukjae ¿Estas libre ahora mismo?

—Si ¿Porque? Normalmente espero a la tercera cita para esto.

Donghae rio. —Entonces avisa a tu jefe cariño y entra a comer conmigo.

Un sonrojo apareció. —Sería un estúpido si me niego. Dejame hacer una llamada y estaré contigo en cinco minutos.

Donghae se mordió los labios, le guiño el ojo y entró con la comida."

—¡Papá! No puedes acosar así a la gente. —Su hija, Hanni le grito. —

—¿Qué pasa aquí?

Hanni corrió hacia Hyukjae. —Papá me contó como se conocieron.

Hyukjae giro los ojos. —¿También te contó cuando me secuestro?

Hanni lo miro espantada. —Papi Hyuk, ¿Tu me darás consejos?  Papá esa fiufiu. —Agregó haciendo una seña con su dedo.—

—Tienes 13 años Lee HaNeul, claro que no. —Hablo Donghae con el seño fruncido. —¿Hyukjae?

—Detalles. —Hablo Hyuk, y guiño el ojo a su hija sin que Donghae los vea. —Hola mi amor ¿Y mi beso?

Donghae sonrio tomando sus labios. No cambiaría nada, gracias a su desvergonzada personalidad ahora estaba casado con aquel repartidor de hermosas encías.