En Mil Vidas

IV: Problemas en el Olimpo.

-Nightmare... ¡Nightmare!-Cross, semidiós de la lealtad y la guerra, perseguía a su amante por los pasillos del templo a paso acelerado, su túnica blanca rozaba el suelo de mármol a cada paso y su rostro podía expresar la preocupación que sentía por no poder darle alguna explicación a tiempo, cuanto más se alejaban de la fiesta, dejando atrás al resto de los dioses, más arrepentido se sentía por lo que había hecho, ya que acababa de revelar algo en la cena que hizo que Nightmare huyera.-

Nightmare, dios de la noche y los sentimientos negativos, caminaba por los pasillos del templo a gran velocidad, buscando nada más que un refugio donde poder pensar o simplemente esconderse después de la humillación que acababa de ocurrir debido a nada menos que a su amante, su antiguo enemigo con el que tantas veces había luchado por el trono del Olimpo, con el que su hermano Dream se había comprometido años atrás para formar una alianza de paz, con el que había hecho el amor, entregándose en toda vulnerabilidad ante él, solo para ser recompensado con vergüenza, por lo que todo se arruinó esa misma noche en medio de la cena con los otros dioses, donde Cross reveló su amor frente a todos, causando un completo escándalo y mostrando a todos los demás que Nightmare, el famoso dios que no tenía piedad después de las faltas a su persona, era el pasivo de la relación, que se había dejado dominar por Cross al hacer el amor, lo que le hizo perder todo su estatus frente a todo el olimpo y los mortales.

Nightmare ignoró las súplicas de su amante, concentrándose solo en alejarse lo más posible del lugar, manteniendo la vista perdida en el camino frente a él, pasando por los hermosos corredores iluminados por velas y decorados con oro pero Cross no se rindió.

-Nightmare...-Cross seguía tratando de alcanzar a su amante, esperando no perder los estribos como ya estaba empezando a hacerlo, sin embargo, cuanto más insistía, más frustrado se ponía.-¡Nightmare, detente! Solo quiero hablar-Dijo el semidiós, su voz ahora era más firme que antes, desesperado por hablar con el dios de la noche sobre lo sucedido.

-No quiero hablar... No deseo dirigirte la palabra nunca más...-Fue la única respuesta que Cross obtuvo de su amante, una respuesta fría y cruel que mostraba todo el disgusto que Nightmare sentía por la situación en la que se encontraba, todo mientras continuaba su caminata hasta finalmente terminar dentro de una de las salas del templo, la cual parecía ser una biblioteca pues tenía grandes estantes con libros, un escritorio y una chimenea iluminando cálidamente toda la sala, fue entonces que Nightmare se dio la oportunidad de respirar hondo, tratando de controlarse y no pensar en las consecuencias, en cómo ahora sería objeto de burla de todos los mundos por ser el pasivo en la relación o por el mismo caos que inició su romance, arruinando por completo el compromiso de su hermano Dream y Cross, dividiendo el Olimpo y provocando un caos inimaginable.

Una vez que Cross llegó al mismo lugar que él, no pudo hacer más que observar a su amante con tristeza, todavía con la esperanza de que el dios lo escucharía.-Mi amor, esto es muy importante, necesito que me escuches, no quiero que esto sea el final-El semidiós sonaba desesperado, sabía que esto ya iba muy mal, pero aún esperaba que Nightmare lo escuchará, aunque sea por un segundo.

-¡No!-...-Nightmare no pudo terminar sus palabras debido a la inmensa rabia que sintió que lo hizo levantar la mano solo para taparse el rostro con ella demasiado exhausto para tener esa conversación, demasiado molesto para escuchar excusas o explicaciones, en lugar de eso simplemente trató de tomar una respirar profundo y calmarse, todavía gruñendo suavemente aún con el rostro escondido entre sus manos y sin siquiera mirar a Cross.-No me llames así nunca más...- Ordenó Nightmare solo para luego clavar sus uñas en la superficie del escritorio frente a ambos y desviar su mirada hacia la chimenea, dejando la habitación en un agonizante silencio donde Nightmare simplemente pensaba en todo lo que había sucedido en la cena, cómo todos los dioses y su propio hermano ahora sabían de su aventura con Cross, quien durante tantos años no había sido más que su enemigo.