05

41 9 0
                                    

🦇

Tomando en cuenta lo impecable que estaba su estudio luego de haber llegado de lo de Jungkook a eso de las tres de la madrugada, se lo imaginó.

No le volvería a dejar las llaves a Yoongi.

Lo vio con Taehyung en el desayuno, el moreno comía un pan tostado con un huevo frito arriba y tenía un gigante vaso con leche en la mesa. Yoongi leía un libro. Seokjin esperó a que el humano fuera a beber para hacerse notar.

—¿Alguien de ustedes derramó leche sobre mi silla en el estudio? —preguntó pasando por detrás de Yoongi.

Taehyung lo vio y no pudo evitar atragantarse, empezando a toser y salpicando leche por todos lados; ¿no había limpiado ayer? Estaba cien por ciento seguro de haber pasado la toallita húmeda por la silla instantes después de haber acabado en el interior de la boca de su hyung. Este, no dejaba que la vergüenza se le notara como a Taehyung, así que hojeó su libro con desinterés.

—Taehyung estaba histérico ayer y fue a tu estudio a buscar la información de Jungkook —mintió descaradamente, el nombrado tuvo que calmarse a sí mismo sin dejar de ver la expresión de Seokjin mientras se preparaba un café, la cual era igual o más desinteresada que la de Yoongi—. Tenía un vaso de leche con él igual que ahora, ¿verdad, Tae?

—S... sí, hyung. Maldito Jungkook.

—Ya. Tae, sabes que no puedes irrumpir en mis asuntos de trabajo —anunció, le gustaba molestar al menor. Guardándose una risa, se encaminó hacia la puerta de la cocina—. Yoongi, quiero que me devuelvas las llaves. No vaya a ser que, de nuevo, Taehyung pierda la cabeza sobre mi silla.

Con esto último, las mejillas de ambos se tiñeron bermellón y Jin sonrió saliendo triunfante. Saber la verdad y sacarle provecho para su propia diversión era sencillamente él siendo él.

Era bueno con las bromas.

Y hablando de bromas, sentía un poco de pena hacia Jungkook. En su camino de vuelta a Seúl pensó en el tumulto hinchando circundando la hendidura que su incisivo le hizo, necesitaba bajar la hinchazón así el humano no perdería la cabeza. Ni él.

No quiso explicarle porqué sucedía, pero ahora se arrepentía. Lo había evitado para no causar una sorpresa más grande en Jungkook, ¿no se sentiría cohibido, desprotegido, agobiado y avergonzado si le explicaba que el bulto rojizo en su muñeca significaba el deseo que tenía por ser tomado por un vampiro? Esto era de manera inconsciente.

Hizo un repaso en su memoria de lo mucho que le costó que Taehyung y Yoongi entraran en razón cuando tocaron el tema. El cuello del moreno tenía dos bolas punzándole, creyó que era un tumor, cáncer. Y se la pasó llorando todo el día en los baños del laboratorio con Yoongi sosteniéndole papel para sus mocos.

—¡No es cáncer! —exclamó el vampiro mayor, exasperado. Taehyung se sentía en agonía en el sofá de Lucky Mansion mientras recibía una mirada asesina de Yoongi—. Joder, Yoongi, ¿no te expliqué esto antes?

—Me tienes aquí con un humano medio muerto en tu sala, ¿te parece que me lo explicaste, pedazo de bobo?

El Min Yoongi recién salido del mundo vivo y siendo alumno de nuevo ingreso en el de vampiros, no tenía tapujos. Dejaba que el acento pueblerino se apoderara de su ser, y, siendo más jodidamente explosivo, lo malhablado era parte de él. Era él, básicamente. Jin recordó haber rodado los ojos.

—Tus fluidos son curativos —mencionó jalando del brazo al otro vampiro hacia Taehyung. Sentándolo en el suelo, a un lado del sofá—. Míralo bien. Está sudando frío y la herida que le hiciste se engrosa, ¿qué deberías hacer?

La búsqueda de la inexistente fortuna (Unlucky Mansion) ⟫ JINKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora