04 . I

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Jungkook había encendido la secadora de pelo cuando su madre irrumpió en su cuarto con las mejillas ruborizadas, tuvo que apagarla para escucharle.

—Tu amigo Kim Seokjin está esperándote en la sala.

No podía procesarlo.

Tipo... de ninguna jodida manera.

Kim Seokjin, el hombre con el que había fantaseado en el baño unos minutos atrás, estaba en el salón de su casa... ¡de su puta casa!

Jungkook, paranoico, pensó que, si tenían ese poder de curarlo todo con su saliva, qué tal que también podían leer mentes. No. ¿Seokjin juzgoneó en su cerebro y encontró esa escena prometedora que involucraba la lengua de este y su orificio y por eso había venido?

Su alma le abandonó.

Y no porque fuera específicamente el hoyo en su muñeca, sino el otro.

—¡¿Qué?!

De prisa, corrió escaleras abajo, encontrando al desdichado vampiro de espaldas, con las manos en los bolsillos, admirando un elefante de plata que Yeoji tenía en la repisa frente a los sillones. Jungkook se volteó dramáticamente hacia su mamá, al borde de la histeria.

—¡¿Por qué lo dejaste entrar?! —susurró alarmado. Su madre, confundida, le dio un manotazo en su brazo adolorido—. Auch.

—¡Porque es tu amigo! —La réplica de Yeoji hizo que Seokjin girara su rostro, conectando miradas con Jungkook, quien maldijo por lo bajo al universo.

Deseaba con todas su ganas que la santa madre Dios lo amparara y que los vampiros reales no tuvieran el poder de leer mentes. Seokjin le sonrió y él no pudo evitar sentirse avergonzado y culpable.

—Joven Jungk...

—Aja, ja, ja —rió nervioso, cortando el llamado. ¿Por qué le decía joven? Su mamá estaba escuchándolo. Caminando hacia él, Jungkook lo tomó de la mano y lo guió a la entrada de la puerta—. ¿Vamos a hablar afuera? Ahorita vengo, mamá.

—¿Joven...? —Yeoji estaba un poco confundida. Apostaba a que Seokjin tenía más o menos la edad de su retoño.

Jungkook azotó la puerta detrás de él.

—Buenas noches, joven Jungk...

—Ch, ch, ch —con un rubor en sus pómulos, le calló, su dedo índice demandando silencio en lo alto—, no, señor, Kim, por favor. Basta de decirme 'joven'. Solo Jungkook está bien.

—Bien.

—Bien. —Un silencio les invadió. No supo de dónde había sacado el valor para enfrentar al dueño de su paja en la ducha. Seokjin tampoco hacía algo, aún tenía las manos dentro de los mismos pantalones que vestía esta mañana. Esos que Jeon notó que le remarcaban el culo. Tragó saliva, inquieto—. Um... ¿Qué hace aquí, señor Kim? —El menor no soportó la tranquilidad con la que el vampiro le miraba.

—Mmm, haciendo las paces, supongo.

Respondió cortando la fila y desorden de pensamientos que Jungkook trataba de disipar.

¿Hacer las pases? Claro, no estaba seguro de si confiar en su palabra. Mucho le habían demostrado para sospechar de sus intenciones inciertas.

Seokjin dio media vuelta, avanzando al espeso jardín frontal que estaba alumbrado por un lindo camino de lámparas led, empedrado. El humano le siguió desorbitado.

—Me temo que mi asistente te hizo asustar —dijo después de un rato, pateando una que otra piedra.

—Ambos —contestó Jungkook refiriéndose a los únicos dos vampiros que había conocido en la mañana, mordiendo su labio inferior y jugando con su piercing, también, mirando el horizonte amontonado con las luces de la ciudadela. Seokjin rió ligeramente por su respuesta, también viendo el mismo horizonte.

La búsqueda de la inexistente fortuna (Unlucky Mansion) ⟫ JINKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora