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Park Jimin no es un vampiro común y corriente como lo es Yoongi, pero tampoco es uno singular y excéntrico como lo es Seokjin. Está rodeado de sirvientes, joyas, ropa costosa y una familia conservadora, y, aunque eso lo obliga a ser diferente, trata de encajar en el concepto mundano que la vida tiene. Llegó a envidiar el estilo de vida de Jin, e incluso el de Yoongi, porque cómo es posible que ellos tengan tantas libertades cuando solo son simples vampiros plebeyos de casta baja.

Por eso a Jimin no le agrada ser príncipe de la corona vampírica de los Park. Lo odia, pero no del todo. Ha demostrado que, hasta que le es conveniente, le gusta ser un vampiro noble. Como la vez que, gracias a su estatus y sangre refinada, pudo acercarse a la familia Kim, que no es noble pero sí millonaria.

Su intención nunca fue ser el platillo principal en la mesa de Lucky Mansion. Jamás. Él solo estaba enamorado del hijo menor de ellos, del hermanito de Seokjin. Aun cuando éste tenía otro tipo de sentimientos hacia él, aun cuando lo rechazó, aun cuando se marchó, aun cuando cayó en un abismo sinfín, Jimin siguió enamorado hasta los huesos. Continúa estándolo, y le duele.

Seokjin intentó hacerle dejar de sentir lo que sentía por su hermano. Trató de enseñarle que ambos estaban en una posición difícil y que eran similares. Los dos tenían o tienen un corazón roto. Y, entonces, la razón principal por la que Jimin no deja de visitar Lucky Mansion es esa, por lo familiar que se siente al estar cerca de Seokjin y saber que comparten la culpa por haberse enamorado de la persona incorrecta. También porque el sexo que le da el mayor no es ninguna broma, pero eso es un asunto carnal muy despegado de sus emociones, muy despegado del amor fraternal que es lo único que existe ahí.

En el instante en que miró a Jungkook a través de sus ojos, cayó en cuenta de la extraña conexión que florecía por sus poros para quedarse impregnada en la suerte de Seokjin, haciéndola menor y quizá equilibrándola. Tal vez es un poco confuso asimilar que la vida de un humano es tan corta como lo que dura un incienso en extinguirse y dar su aroma, que se deprime un poco al verle las mejillas bermellón cuando Jin apareció sin camisa. Siendo así, en ese momento divagó entre su mente hasta llegar a su herida sin sanar, donde el amor de su vida se empeña en amar a un mortal...

Teme que suceda lo mismo con el Kim mayor.

—¿Te cae bien Taehyung? —pregunta para desechar cualquier indicio de incomodidad que le esté provocando a Jungkook estando solos en la camioneta de Jin mientras sube las gafas a su cabeza.

—Es un buen chico, aunque... no creo que piense lo mismo de mí —responde mordiendo su piercing en el labio inferior. Jimin ríe una pequeña carcajada.

—Es un poco territorial con Yoongi —admite girando el volante y maniobrando la palanca para estacionarse con maestría.

—¿Un poco? La primera vez que lo vi casi me gruñe. —Jimin vuelve a reír apagando la camioneta, Jungkook deja salir una risita nasal—. ¿Y a ti?

—A pesar de ser un humano, es lindo ver su comportamiento sociópata.

—¿Ah?

—No te asustes, ladra mucho pero no muerde.

—¿Está bien que lo compares con un perro?

—No me está escuchando.

Con eso último, salen riendo amenamente del lugar después de desabrocharse los cinturones de seguridad.

El primer mandado de Jungkook para Lucky Mansion inició segundos después de que Jin lo pateara fuera de su estudio como un cascarrabias. Justo cuando Jungkook creía haber conocido un poco más la actitud de este chupasangre, viene a tratarlo con actitud de hijo de puta.

La búsqueda de la inexistente fortuna (Unlucky Mansion) ⟫ JINKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora