Tiroteo (3)

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Álvaro Morata

A pesar de que hoy era lunes nos habían dejado este día libre, muchos lo necesitábamos. Yo para pensar cosas, sobre todo en Barrios.

Aún no me creía que me dejara hacerle todas esas cosas. ¿Acaso sentía cosas por mi? Porque yo me muero por él.

Eran las 14:56 de la tarde, yo había terminado de comer hace nada. Me sentía demasiado solo.

Desde que me separe de Alice la casa esta sola, bueno, estoy yo, pero algunas veces me siento muy sola en ella. A pesar de ello, ella y yo hemos dejado lo nuestro en una gran amistad. Ella se fue a vivir a Italia con los 4 niños y yo me e quedado solo.

Estaba pensando en ello cuando oigo que llaman a mi puerta.

Yo me levanto, llevo el plato y los cubiertos a la cocina y voy a la entrada a abrir la puerta.

Cuando veo a la figura parada en frente me quedé paralizado.

Pablo.

Pablo estaba en frente mia con su cabello alborotado, sudadera blanca y pantalones vaqueros azules.

Extraña combinación

Extraña tu abuela.

Eso me respondería Barrios, yo le sonreí y él me devolvió el gesto.

- Hola chico hot - Le digo y él sonrió con una pequeña risa.

- ¿Puedo pasar tiempo contigo? - Me pregunta y yo asiento, me hago a un lado para que pase y este entra en mi casa.

Ambos nos dirigimos al salón, él se sienta y juega con sus manos en su regazo.

- ¿Quieres algo de beber, agua, Aquarius, fanta...? - Le preguntó tratando de aliviar su incomodidad.

- Aquarius esta bien, gracias - Dice y yo me dirijo a la cocina.

Vierto en 2 vasos el Aquarius y me dirijo al salón, le entregó uno a Pablo y él me sonrie.

Adoro tu sonrisa Pablo.

Yo me senté a su lado y bebi mi vaso. Yo intente decirle algo pero no pude pronunciar ninguna palabra hasta que él rompió el silencio.

- Tenemos que hablar - Me dice serio, yo le miro y asiento-  Esto que estamos haciendo esta mal - Dice señalando entre él y yo.

- ¿Mal? ¿Porque? - Le preguntó confundido.

- No podemos seguir teniendo... - Hace una pausa- Lo que sea que tengamos tu y yo. No podemos.

— ¿Porque no? — Le preguntó con una mirada pícara y me acerco a su rostro - ¿Te da miedo no poder controlarte? ¿Te da miedo acabar abajo de mi o encima mia gimiendo mi nombre?

Yo veo como sus mejillas se ponen rojas y sonrió satisfecho. Yo me acerco cada vez más a sus labios y a su rostro.

- Yo quiero mucho eso Pablo... - Le digo poniendo mi mano en su mejilla y acariciandola delicadamente - Te deseo como nunca e deseado antes a nadie Pablo.

- Yo... - Él no puede terminar su frase por que yo junto nuestras frente y rozó nuestras narices - Estamos muy cerca Morata...

- ¿Te da miedo besarme, mi niño?

- No...

- Demuestramelo - Le ordenó y veo como desvía su mirada pero finalmente me mira a los ojos y une nuestros labios en un beso suave y lento.

Yo intentaba controlarme  pero me era imposible. Yo profundice el beso y Pablo se unió tarde, meti mi lengua en su boca y él me dejó entrar.

Yo me pongo arriba de Pablo y comienzo a tocar por encima de su sudadera, agarre su pierna y la coloque en mi cintura, hice lo mismo con su otra pierna.

- ¿No te estas muriendo con esta sudadera? - Le preguntó dejando de besar sus labios y él se pone rojo.

- Esque hay un problema... - Me dice y yo asiento dándole a entender que siguiese - No tengo nada debajo - Me dice nervioso y yo sonrió.

- Tranquilo - Le digo y él asiente.

Yo agarro los bordes de su sudadera y la levanto por encima de sus brazos. Me fije en que tenía sus ojos fijos sobre los míos pero yo solo me fije en su pecho y cintura. No era un niño que le avergonzada mostrarse tal y como era.
Pablo no estaba muy marcado, pero lo suficiente como para dejar ver algunos abdominales, también se le marcaban un poco las costillas.

- Morata... - Dice llamando mi atención y yo pongo mi atención en él.

- Dime

- ¿Para que me quitaste la sudadera?

Buena pregunta

Ah, si.

Yo comencé a chupar y a lamer su cuello y este solo echo su cabeza hacia atrás, cuando acabe con su cuello baje mis labios hasta su pezón, comencé a hacer círculos con mi lengua sin detenerme. Pablo arqueo su cabeza y dio un suspiro de placer.

- Oh Dios mío - Gime y yo sonrió.

Cuando terminó me pasó al otro pezón y hago lo mismo, pero esta vez lo muerdo y dejó  un rastro de saliva alrededor de su pezón.

- ¡Ah!

Yo deje besos alrededor de su tripa y algún que otro chupón.
Cuando acabe me volví a meter entre las piernas de Pablo, este río al notar como nuestros pantalones se rozaban.

- Me encanta estar así contigo - Le admito y veo como sonrie.

- Eres el mejor - Yo sonrió ante su declaración y río por lo bajo.

Me dieron muchas ganas de hacerle mio en ese momento, pero me di cuenta que era demasiado temprano. A penas habíamos empezado a hacer estas cosas (más bien fui yo él que las empezó, pero él en ningún momento se nego) arriesgandonos a que nos descubrieran. Me di cuenta de que no era el momento no el día para hacer eso.
Así que decidí esperar.

Yo me quedé esa tarde y resto del día con Pablo acurrucado en mi pecho mientras yo acariciaba su pelo.

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