Tiroteo (6)

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• Pablo Barrios

Cuando abri mis ojos me di cuenta de que no estaba en mi cama y me puse rojo al recordar todo lo de ayer.

Había hecho el amor con Morata.

Vi que Morata no estaba a mi lado y me levante de la cama, salí de la habitación y encontre a Morata en la cocina.

— Buenos días — Le digo bostezando y estirandome.

— Buenos días — Me dice sonriendome, yo me pongo rojo y le devuelvo el gesto — Estoy haciendo el desayuno para después irnos al entrenamiento

¡Mierda!

Que había entrenamiento.

— Huele bien — Le digo acercandome a él y viendo lo que estaba cocinando — ¿Que es?

— Estoy haciendo unos huevos con fruta solo que me falta la fruta — Me responde y yo río

— Deja que te ayudó — Le digo y él asiente — ¿Que frutas cojo?

— Tus favoritas y cojeme a mi un plátano, porfavor — Me dice moviendo el huevo y yo me pongo rojo

— Como te gustan — Le digo y en cuanto él me mira yo me muero de la vergüenza, tapó mi cara avergonzado y habló — Perdón...

Yo no oigo respuesta y cuando quito mis manos de mi cara veo como acerca su rostro al mio y me besa tiernamente. Yo paso mis manos detras de su cuello y él pone sus manos en mi cintura.

Ahogo un gemido en sus labios y el muerde mi labio inferior. Nos separamos y yo río

— Se te va a quemar el huevo — Le digo riendo y él hace una mueca graciosa

— Puta madre — Responde y yo estallo en carcajadas

Cuando acabamos de desayunar nos lavamos la boca él me presto un cepillo de dientes y quedamos en que me llevaría al entrenamiento después de que fuese a mi casa a por la bolsa de aseo

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Cuando acabamos de desayunar nos lavamos la boca él me presto un cepillo de dientes y quedamos en que me llevaría al entrenamiento después de que fuese a mi casa a por la bolsa de aseo.

Yo me encontraba apoyado en el coche de Morata esperando a que él saliese y cuando salió una risa se apoderó de mis labios

— Yo también te eche de menos — Me dice acercándose y encendiendo el coche y yo río

— Oh cállate — Le respondo dando la vuelta para entrar por la puerta de copiloto.

Abro la puerta y ambos subimos al coche.

— ¿Te has vuelto pijo o que? — Me dice y yo carcajeo

— No inútil, me tuve que poner otra ropa cuando llegue a mi casa porque me duche, ¿querias que fuese oliendo a sexo? — Le preguntó abrochandome el cinturón

— ¿Que tiene de malo mi sexo? — Me pregunta mientras salíamos de su garaje con una mueca de pocos amigos

— Nada — Le respondo y él me lanza una mirada fulminante — Vale, vale, es maravilloso

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