Capítulo diez.

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Le hubiera gustado decir que habían parado después de esos encuentros pero no fue el caso. Al contrario, incrementaron. De una semana pasaron a cinco días de cinco días pasaron a tres y cuando menos pensaban, se estaban viendo todos los días.

Hubo un momento especial para llegar a ese acuerdo, por así decirlo. Conseguirse al Señor Kim en la universidad era una cosa pero conseguirse al Señor Yeon era completamente diferente. Lo recordaba. Era imposible que no lo hiciera. Era alto y guapo, condenadamente guapo. Moreno y con mirada fuerte y oscura. Tenía una mandíbula fuerte, arqueada al centro, sus cejas eran pesadas haciendo que su mirada sea más dura. Era todo un papi.

Se acordaba de él en específico de esa noche, porque tal vez y solo tal vez hubiera ido con el Señor Yeon a disfrutar del resto de la noche a solas en vez del Señor Kim. Su suegro.

Lo hubiera hecho, tal vez. Se había olvidado de su novia, la cual parecía que también se había olvidado de él. El Señor Kim apenas le había dado una mirada y le dolió, porque se había puesto muy bonito para él. Pero Kim seguía ignorándolo. Así que sintiéndose solo e infeliz, quería compañía. Y esos tres hombres mayores habían estado bien dispuestos a atender, además, después de ese desplante del mayor había quería mimos y una buena glande golpeando en su trasero.

Estaba borracho, triste y necesitado. Habría caído con alguno de ellos.

Pero luego él apareció. Llevándoselo con él y luego dándole lo que quería. Durante el resto de la noche y en los días que siguieron. Había sido algo casual, y la adrenalina lo hizo olvidar de que era su suegro. Solo vivía por los encuentros prohibidos que el señor Kim y él tenían.

Varios de ellos lo hacían sonrojar. Y lo hacían olvidar todo lo demás. Porque sí, antes del Señor Yeon donde se definió todo, hubieron varios encuentros más.

Después de esa fiesta tuvieron otro encuentro en la casa del mayor, su novia lo había citado para conseguirse y ver una película pero nunca apareció. En cambio, terminó viendo la película solo... hasta que llegó su suegro. No hubo palabras.

La verdad es que apenas se vieron y Jungkook corrió y se lanzó a los brazos del mayor. Estaba tan condenadamente guapo que se puso caliente. Ni siquiera le importó si venía con su hija, se aferró a los hombros ajenos mientras le comía la boca y al ver que el mayor le respondía con la misma ferocidad, dio rienda suelta a la lujuria que quemaba sus venas.

No sabía si el mayor tenía conocimiento de que vendría, y dado que él tenía unas llaves de repuesto que casualmente le ofreció Taeyeon, no vio ningún problema, pero sí notó la sorpresa en el otro.

—¿Qué haces aquí? —preguntó el mayor mientras Jungkook le quitaba desesperadamente la corbata. Se la desató, quitó y luego hizo lo mismo con la chaqueta de ese traje negro que le quedaba de puta madre al CEO.

—Una película.

—¿Taeyeon?

—En ningún lugar de la casa, ven aquí... —Murmuró, mordiendo su labio inferior mientras guiaba al mayor al sofá cercano, donde lo empujo para rápidamente acomodarse entre sus piernas.

—Jodido...

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¡Un beso!

Papá no está en casa... | taekook |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora