Capítulo 13

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                    —CALENTURA—

Podía sentir como todo mi cuerpo se encontraba entumecido, desde la cadera hasta partes que ni conocía de mi cuerpo. El menor abrió sus ojos con pesar observando la pequeña luz que se colaba por la habitación, indicando que era de día. Hora y fecha exacta no sabría decir con certeza.

Levante la cabeza con un poco de fastidio y pude observar como mi pierna izquierda estaba elevada por una máquina desconocida y envuelta en algo que parecía ser una venda, muy pero muy gruesa —Pero que mierda...— murmuro el pelinegro con sopesar, observando a su alrededor encontrando a una enfermera a su lado, se encontraba esperando con paciencia que notara su presencia.

—¿Como se encuentra?— preguntó la enfermera observando minuciosamente al menor, anotando todas las acciones en una pequeña tabla que lo que parecía tener eran papeles relevantes para el pelinegro.

—¿Exactamente que hago aquí?— respondió a la pregunta de la mujer con otra pregunta removiéndose en su lugar para estar en mejor comodidad.

—Lo trajo un hombre que ciertamente se encontraba preocupado. Incluso dijeron que paso la noche aquí por usted— ciertamente se generaron rumores esa área por repentino aparecimiento de aquel hombre, eso era realmente normal para un hospital. Recibían emergencias de este estilo y con entradas alarmantes. Lo que más llamaba la atención de las enfermeras era el apuesto atractivo de aquel hombre, se les hizo misterioso y sereno. Aunque de sereno no tiene nada.

—Tks— chasqueo la lengua, desviando la mirada con asco— Si estuviera interesado realmente estaría aquí— dijo con un semblante serio y agresivo.

—Bien, ¿Cómo terminó aqui? ¿Se cayó o algo?— decía tomando una taza de café que se encontraba cerca —Me atropelló— dijo restandole importancia. La enfermera por su parte casi escupe su café, ¿Atropellado por aquel papucho tallado por los mismos dioses? — Vaya...Realmente te llevas sorpresas cada día en este hospital— murmuró deviando la mirada sorprendida, como si fuera un chisme más.

—Esta bien, ya vuelvo— sin más dejo al menor solo en la habitación para llevar la información a mayores. La enfermera se encontraba caminando a toda prisa por los pasillos, en un movimiento rápido chocó con alguien, para su sorpresa y disgusto del contrario era aquel papucho tallado por los dioses. Se lo había encontrado cara a cara y era aun más guapo de cerca. Sus ojos se abrieron de par en par.

—¿Necesita algo?— preguntó con nerviosismo —¿Sabe acerca de un chico que ingresaron recientemente?— dijo con su voz grave y carrasposa serenamente, mientras observaba su reloj en su muñeca —No tengo mucho tiempo— agregó al final.

—Siga recto, pasillo 5. Cuarto B12— dijo anonada por la belleza de aquel ángel caído y el contrario se fue sin más.

Inosuke estaba observando la ventana desde su cama, se preguntaba internamente como estaban sus amigos y fue cuando recordó algo realmente importante —¡Yo venía a visitar a Santaro!— aún no puede creer que venia al hospital principalmente de visita y termino como un paciente más en este ganado de cerdos. -Claro tú y yo sabemos que el es el cerdo-.

Para su desagrado entro por esa puerta a quien menos quería ver en este mundo —Maldición lo que me faltaba—  repudiando al peli plata parado frente a este.

—Y yo que imagine un mejor recibimiento— decía exhausto, camino a pasos lentos a forma que estos mismos retumbaban por cada rincón de la pequeña habitación. Tomo asiento sobre la silla más cercana al chico y lo miro —Veo que vas bien con la pierna— agregó el peli plata, en un intento desesperado de romper el hielo. Un silencio incomodo se volvió a posar sobre el ambiente de la habitación.

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⏰ Última actualización: Aug 03, 2023 ⏰

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