Harry era introvertido.
Louis era extrovertido.
Harry era amable.
Louis es egocéntrico y arrogante.
Harry era el presidente del consejo escolar.
Louis salía de fiesta cada fin de semana.
Harry estudiaba leyes.
Louis estudiaba fotografía.
Harry era d...
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25 de julio
Harry dejó su celular a un costado.
Ni siquiera cayó en cuenta de que estaba sonriendo por un mensaje de Louis.
Aun así, toda su atención se centró en el chico que se sentaba junto a él en la pequeña mesa de la cafetería.
Mitch se inclinó un poco para besar la mejilla de su amigo. Pasadas casi dos semanas, al fin podían verse otra vez. Después de agradecer a una mesera por dejar su orden, comenzaron a ponerse al día de inmediato.
La verdad es que, los horarios de Harry no eran complicados. Durante vacaciones no hacía nada, así que su agenda siempre estaba libre; Mitch era el que tenía muchas cosas que hacer.
Por eso cuando el chico le dijo que tendría un día libre, casi gritó de la emoción.
Las cosas con él eran sencillas, podían hablar por mensajes y de pronto dejar de contestar por horas y no importaba. Se entendían.
Y aunque a Harry no le gustara salir de casa, realmente se alegraba de reunirse con Mitch.
—De acuerdo, cuéntamelo todo. Veo que tienes tu collar, ¿es el mismo que me contaste? ¿al fin te lo devolvió? —Mitch lo pensó por un segundo y luego levantó una mano —, espera, si no me quieres decir no me digas.
Harry rio bajito y asintió tocando la pequeña argolla del collar —Me lo devolvió el domingo pasado, estamos bien.
Mitch sonrió con los labios cerrados y lo miró orgulloso —¿Sigues en su apartamento, cierto?
—Sí, aunque a veces es un dolor de cabeza. Hoy cuando le hice el almuerzo me dijo que no le gustaba el queso cheedar, y yo ya había terminado, hasta estaba en su estúpida bolsita de papel... Al final igual se lo llevó y no sé por qué, si lo tira me voy a enojar más porque me lo pude haber comido yo.
El pelinegro lo miró con diversión, intentando guardar toda la información en su cerebro debido a la rapidez con la que Harry hablaba.
—Espera, creo que me perdí —lo miró con confusión y volvió a hablar —, creí que no te gustaba cocinar.
—Oh, no me gusta. Es de las cosas que más odio.
Mitch alzó una ceja —¿Entonces por qué le haces el almuerzo aún? ¿Te alargó el castigo? Aun no entiendo bien cómo funciona todo eso.
Harry negó y tomó un pequeño trago de su café con leche —No lo sé, Louis hace el desayuno y yo le hago el almuerzo, creo que es una rutina. Es lindo cuando me agradece por la comida al regresar del trabajo y lo veo guardar la nota del día en una caja que está en lo alto del closet... Puedo soportar cocinar si él hace eso cada vez.
El chico asintió al entender todo, pensó que Harry enamorándose era tierno.
Se alegraba por él.
—Bueno, eso suena muy lindo, Hazz —quizás una indirecta lo haría pensar —. Creo que ya han llevado todo mucho más allá del sexo, ¿no lo crees?
