Reed moon | Chanbaek

07

El mal no tiene razones, solo existe porque si, no necesitas haber sufrido para hacer sentir lo mismo a otros. Eso se notaba por la forma en la que habían seguido la vida después de eso, parecía que no les afecto en nada, no les importaba quien había sido Park ChanYeol al final.

Habían sacado sus cuerpos y se habían negado a decirme donde los habían dejado, crueles me dejaron atrás sobre todo, juzgando a ChanYeol como el culpable de dañar sus casa y destruir su amado templo ¿Acaso no importaba que había salvado sus vidas?

—Lo siento BaekHyun, la desinformación tiene mayor alcance que las disculpas.

La mire por un segundo antes de dejarme caer en la cama agotado.

—¿Por qué mi sangre lo lastimaba?

—Tu padre fue un hombre cruel, oscuro pero los amaba profundamente BaekHyun, él sabía que no se debe confiar en los demonios y te protegió, él nunca podría matarte.

—Tenía unas mañas muy raras.

—Pagamos por los errores de nuestros padres BaekHyun, pero ahora somos libres.

Me deje abrazar, recorrer con mis manos su espalda que ahora parecía tan pequeña, el viejo recuerdo de ella en las frías noches de Luna roja, consolándome por no entender por qué no podíamos salir me llegaron y deje que mis lagrimas se derramaran.

—Mamá, ¿Se puede amar a una persona solo habiéndolo conocido por poco tiempo? —dije al fin desesperado.

—Oh, BaekHyun, que nadie te haga dudar que el amor puede perderse, renacer y nacer en un instante.

Era todo lo que quería escuchar.

Inevitablemente me dejo llorar solo, en mi habitación, hecho un ovillo triste, en mi enojo había quitado las tablas de la ventana y ahora entraba aire frio por ahí, miraba el cielo en ese pequeño pedazo, tan extraño verlo con una estrellas tan brillantes, como si la Luna no estuviera diciendo que habíamos hech0o un buen trabajo.

Cerré mis ojos, tratando de desaparecer, me encontraba en un estado seminconsciente cuando un susurro me hiso abrir los ojos.

BaekHyun.

Levanté de golpe la cara,

giré sobre mí mismo, buscando a todos lados, esperando encontrar esa mata de pelo roja asomándose por los árbol.

Pero no había nada.

BaekHyun.

Ahí estaba de nuevo.

—¡ChanYeol! ¡¿Dónde estás?!

Corrí al bosque como si supiera dónde estaba, el bosque estaba oscuro, sonidos tenebrosos llenando el espacio pero ahora eso no importaba.

—ChanYeol, ya voy—gritaba a la nada.

Sentía el mundo más vivo ahora, como si la tierra estuviera respirando, el paisaje vibraba y pronto todo me llevaba a una luz, emocionado la reconocí.

—ChanYeol —grite mientras corría en su dirección.

Un enorme claro, con un hombre en un hueco lleno de maleza, con que ahí habían dejado su cuerpo, parecía dormido pero él me había llamado, saqué la joya de mi bolsillo y la metí por su boca ¿Funcionaria de algo?

—BaekHyun, al fin vienes a mí.

Dos preciosos ojos dorados.