Capitulo 4

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Marizza estaba muy contenta, pasó parte de la mañana buscando frutas y algunas verduras, el rubio había cargado la canasta improvisada que había hecho, la llenó de todo tipo de plantas comestibles que encontró, muchas de ellas eran saborizantes para la comida.

Podría hacer incluso un estofado decente, así no tendría que comer solo carne asada, pero no sólo había conseguido eso, también había conseguido muchas frutas, algunas bayas y más fresas, agradecía mucho al bosque por eso.

Marizza: ¡Verás que hago algo muy bueno y te gustará!.- Sabía que el rubio no le entendía nada, pero quizás dejando salir sus feromonas muy alegres, podría hacer que el rubio la sintiera como se sentía ella.

Cuando volvieron a la aldea, Marizza sintió todas las miradas de los demás encima, parecían curiosos.

Busco una vasija grande para hacer la comida fue algo complicado, la única más grande que tenían era para cargar agua, hizo que un alfa picase un venado en trozos pequeños, no tanto, pero eran mucho más pequeños que las presas que ellos ponían asar.

Las betas curiosas le ayudaron arreglar las verduras que había conseguido, a pelarlas y limpiarlas... dos horas después, un gran estofado se cosía sobre el fuego, el olor de la comida empezó a inundar el lugar.

Ahora los demás parecían asombrados, e intrigados, querían saber lo que estaba haciendo, Marizza guardo las bayas y fresas para hacer una mermelada después.

Tomó una pequeña taza de madera para probar el guiso, y dio su aprobación estaba delicioso, después sacó un poco más y le ofreció a la beta que estaba al lado suyo, la de cabellos naranjas.

Marizza: Prueba un poco, estoy seguro de que te va a gustar.- Ella la miró, estaba segura de que le había entendido lo que quería decir, vio un poco dudosa el guiso, pero después probó.

Ella lo saboreó y después abrió los ojos sorprendida, la beta rápidamente buscó una taza para que le echara más, Marizza le dio y ella solo empezó a comer gustosamente, dijo algo que no entendió y los demás se acercaron a probar.

Solo pasaron unos minutos y la gran vasija de estofado se vació, la castaña había sacado una gran cantidad para el alfa rubio y le sonrió mientras se lo ofrecía, el alfa tomó la comida y primero la probó, para después empezar a comer rápidamente.

Marizza al fin pudo comer a gusto, y pareció que todos estaban satisfechos también, no había sido mucho al repartirse entre bastantes, pero quizás ya habrían comido carne antes de que ella hiciera el estofado, los había terminado de llenar.

Pasó unos minutos allí sentada, antes de que el alfa llegara de nuevo, le ofreció la mano y la tomó, quería ver para dónde la llevaría ahora, pero para su sorpresa fue llevada a la misma almohada de antes.

Marizza: ¿Por qué otra vez aquí, tengo que hacer algo en especial?.- Preguntó confundida, no quería sentarse allí por horas otra vez, pero el alfa solo puso sus manos sobre sus hombros y la empujó hacia abajo.

No tuvo más remedio que hacer lo que le decía, se sentó y vio como el rubio bajaba de nuevo hacia el campo de peleas de antes.

Marizza: Ay no.- La verdad había creído que las matanzas entre ellos ya se habían acabado, pero al parecer se había equivocado bastante.

Tuvo que morirse de nervios al ver como los alfas nuevamente se agarraron entre sí a golpes limpios, sin embargo, lo que más le asustó fue ver como un alfa de cabellos negros y corpulento golpeó brutalmente al rubio.

Los escuchó gruñir entre ellos antes de lanzarle uno contra el otro, la castaña podía ver él sobre esfuerzo que estaba haciendo el alfa rubio, y el otro alfa parecía tener una ligera sonrisa en el rostro, sabiendo que tenía posibilidades de ganar.

King - Alfas y OmegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora