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Sábado por la mañana, aún faltaban dos semanas para el cumpleaños de Mark y Donghyuck no sabía que podía regalarle

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Sábado por la mañana, aún faltaban dos semanas para el cumpleaños de Mark y Donghyuck no sabía que podía regalarle.

No sabía nada de él - más que su nombre y que tenía un hijo - ni siquiera sabía cuántos años cumpliría.

Por el buen lado, ya estaba de vacaciones, eso significaba que podría desestresarse de la escuela y trabajar en el restaurant a tiempo completo.

Con demasiada pereza y fuerza de voluntad pudo levantarse de la cama. Miró la hora en su celular en hizo una mueca.

— 7:28 — murmuró.

El sueño se había ido gracias a una taza de café cargado y unas tostadas francesas. Tomó sus lentes de la barra de la cocina ya que no quería usar los de contacto —  y porque le daba asco tocar su ojo con los dedos —  miró su pequeño departamento y siguió desayunando.

Cuando terminó de comer, lavó los trastes que ensució y acomodó lo que había ocupado en el refrigerador y en las alacenas.

Recordó que tenía que hacer las compras . Le encantaba hacer las compras, recorrer los pasillos, mirando las cosas que habían en los estantes ya que le recordaba cuando vivía con su madre, siempre la acompañaba al super de su natal pueblo.

Se cambió el pijama por ropa informal y algo vieja. Un simple hoddie rosa con algunas manchas de cloro, un pantalón claro junto con sus suaves, cómodos y algo desgastados tenis.

Tomó su bolsa para las compras y caminó varias calles hasta llegar al super, preferiría ahorrar los pocos centavos que costaba el pasaje, planeaba seriamente compradas una bicicleta para no contaminar al medio ambiente.

Una vez que llegó al super, tomó un carrito y entró. La calidez inundó su cuerpo mientras sacaba la lista de su bolsillo.

— Leche, tomates, jamón y queso, pan, frutas... — murmuró mientras leía el papelito y buscaba el pasillo de lácteos.

Estaba tan distraído leyendo la nota que chocó con otra persona.

— Lo siento — habló Donghyuck sin mirar a la persona.

— ¡Maeto Dongdyucd! — saludó Minho mientras se ponía a su lado.

Donghyuck alzó la vista para encontrarse con la brillante y profunda mirada de Mark.

— Hola, Donghyuck — saludó también Mark con una sonrisa encantadora.

— Hola, chicos —  sonrió Donghyuck mostrando los dientes.

De repente recordó lo que traía puesto, un sonrojo inundó sus mejillas y cómo no sonrojarse si siempre estaba decente y justamente hoy se tenía que encontrar con el chico que le gustaba.

— Maeto Dongdyucd ¿tienes fiebe? —  preguntó Minho preocupado.

— No, amor. Sólo tengo un poco de calor. Hace mucho calor aquí —  rió nervioso.

Kindergarten  ➛ MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora