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Donghyuck decidió darse un día libre, demasiado abrumado estaba por sus dos trabajos y por Mark

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Donghyuck decidió darse un día libre, demasiado abrumado estaba por sus dos trabajos y por Mark.

Empezó por ir al spa más lujoso de Corea gracias a la membresía que Chenle le regaló por un año.

Sentía su piel extremadamente suave gracias a
la exfoliación y mascarillas naturales que le
pusieron, al igual que su cuerpo estaba más
relajado por el masaje que le dió la masajista.

Así que ahí se encontraba, teniendo una
manicure y pedicure al mismo tiempo.

Sus uñas de las manos estaban perfectas cortas
y siendo barnizadas con un bonito color azul y
rosa.

Se sentía como un rey al ser tratado con
benevolencia.

Trató de olvidar todo y estaba por quedarse
dormido hasta que su celular empezo a sonar.

Contestó la llamada disculpándose con la
manicurista.

Sonrió al ver el nombre.

— ¡Hola! — saludó alegre — Dios, ha pasado
mucho tiempo. También te extraño.

La manicurista siguió limando sus uñas pero
tenía un leve sonrisa al escuchar lo feliz que
estaba Donghyuck.

— ¡¿Vendrás a Corea?! — se recompuso
abruptamente de la silla masajeadora — ¡Hoy!

La chica gruño bạjo ya que Donghyuck se había
movido.

— Lo siento — murmuró a la manicurista — Claro que iré a recogerte — sonrió al celular — También te amo — colgó y suspiró feliz.

La manicurista acabó y Donghyuck miró sus uñas.

Se veían bonitas con esos dos colores y los
brillitos que tenía encima

Su tiempo de relajación terminó dos horas
después.

Se dirigió al aeropuerto donde esperaba
pacientemente.

— ¿Donghyuck?

El volteó lentamentey con una sonrisa se abalanzó a los brazos del chico.

— ¡No puedo creer que estás aquí! — exclamó
feliz besando toda su cara.

— Era tiempo de ver a mi chico coreano favorito — sonrió abrazándolo por la cintura.

— Ha pasado tanto tiempo, te ves más maduro. Inclusive tienes barba — rió.

— Bueno, cumplí 29 así que sí, madure — sonrió nuevamente.

— Vamos a mi departamento, déjame ayudarte
con tus maletas — cargó una de las pesadas
maletas sin esfuerzo.

Tomaron uno de los taxis que había en el
aeropuerto, el indicó la dirección y en menos de una hora ya habían llegado a su destino.

— Perdón si se ve del asco el edificio, es lo que
me permito pagar — entraron al departamento — Bienvenido a mi humilde morada.

Kindergarten  ➛ MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora