¿El señor Lee sabrá que el maestro Donghyuck tiene un pequeño enamoramiento con él? O en donde Donghyuck le da clases al pequeño hijo de Mark.
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⛧La obra no es de mi autoría,
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Martes por la mañana, Minho veía las mascotas maravilla mientras desayunaba, aún faltaba para la entrada de la escuela.
Mordió de su pan francés y cantó en voz baja la canción que cantaban esos tres animalitos.
— Las mascotas maravilla iremos a ayudar a un bebé camaleón hay que salvar — cantaban el conejillo de indias, la tortuga y el patito.
El pequeño veía con mucha atención la televisión, mordió de nuevo su desayuno.
Sin duda esos animalitos eran maravilloso.
— Pequeña soy — cantó la patito — al rescate voy. Pero todos juntos los vamos a lograr. iMascotas, si! — cantaron los tres junto con Minho.
Aplaudió con sus manitas cuando salieron para rescatar al pequeño bebé camaleón.
— Minho, apaga la tele que ya nos vamos — Mark hacía su corbata y cuando terminó se puso su saco azul oscuro.
— Pero papi, vana salval al bebé camaleón — hizo un puchero.
— Lo sé, hijo. Pero si no nos apuramos llegaremos tarde a la escuela y el maestro Donghyucd se pondrá triste si no vas.
Minho dió un suspiro demasiado dramático y con todo el dolor de su alma apagó la televisión.
Regresando de la escuela vería de nuevo episodio.
— ¿Llevas tu tarea? — preguntó Mark tomando su portafolio.
— Oh, casi lo olvido.
Cuando tomó su tarea ambos salieron de casa para entrar al auto, Mark acomodó a su hijo en el asiento de niños. Subió al lado derecho del coche y manejó a la escuela.
El pequeño veía la ciudad a través de la ventana, abrazando fuertemente la caja que tenía en sus piernas.
— ¿Papi?
— ¿Si, bebé?
— ¿Piensas que las mascotas maravilla están salvando a otos animalitos?
Mark sonrió con ternura y miró por el retrovisor a su primogénito. A veces Minho se comportaba como un adulto y había veces en las que se comportaba como un niño de casi cinco años y Mark amaba ambas versiones de su bebé.
— Por supuesto, ¿quién más podría salvar a los animalitos si no son ellos? Aunque también hay gente buena que ayuda a muchos animales.
— ¿Cómo nosotos?
Mark asintió dándole la razón.
— ¿Pol eso también existen los defugios de animales?
— Exactamente — sonrió Mark achicando sus ojos.
Minho ya no respondió terminando así la conversación con su padre.
Veinte minutos después llegaron a la escuela, el mayor ayudó a cargar la caja de su hijo, hasta el salón.
