Capítulo 10

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Pov Abril Garza.

-Ese, ¡Ese es él! -levanté la mirada de mis senos, los cuales llevaba vigilando por una hora para que no se saliesen del minúsculo corpiño, y miré hacia donde Nuvia señalaba.

Un hombre de unos 35 años, altura media, contextura ancha, e intimidante.

-¿Estás segura de que es Cast?

-Molly dijo que siempre llegaba a las 11:30 en punto, rodeado de guardaespaldas. Es él -asentí, inspirando hondo, mientras lo veía caminar confiadamente hacia uno de los apartados de la derecha- Mira como todas esas putas se aglomeran a su alrededor

Efectivamente, la mitad de las chicas del lugar se habían acercado a él bailando y tonteando en su cara.

-Nuvia, no olvides que esta noche seremos unas de esas putas

Nuvia puso una mueca de asco antes de inspirar hondo y erguir la espalda.

-Pechos arriba, Ari -susurró, mientras me tomaba de la mano y me llevaba a rastras hacia un tubo que iba del techo al suelo, justo en frente del apartado en el que Joe Cast se encontraba recostado tranquilamente sobre un enorme sillón rojo- Bien, Ari, aquí vamos

La miré con los ojos como platos mientras tomaba el metal con una mano, dando una vuelta alrededor de él.

-No sé hacer eso, Nuvia

-Entonces aprende, Ari -masculló, mientras enganchaba uno de sus dedos en el borde de la tanga roja que tenía puesta y me atraía hacia ella.

El gesto llamó la atención de Cast, y me hizo enrojecer por completo.

-¿Qué mierda...?

-Abril, olvídate de la vergüenza y haz esto por la madre de tu hija, maldita sea

Tragué saliva e inspiré hondo, asintiendo, y tocando el frío tubo con mis manos.

Nuvia se puso de espaldas a él y apoyándose sobre el frió metal cilíndrico, comenzó a deslizarse hacia abajo.

Cast se incorporó, apoyando los codos sobre sus rodillas, y mirándonos con una sonrisita en el rostro.

-Lo tenemos. Muéstrale el trasero -susurró Nuvia, y tragándome toda mi dignidad, y comencé a inclinarme hacia abajo, deslizando mis manos sobre el tubo, bajo la atenta mirada de Joe Cast.

Casi chillo sorprendida cuando Nuvia me dió una fuerte nalgada, y la miré con los ojos desenfocados.

-Lo siento -susurró, todavía más avergonzada que yo, y siguió bailando lentamente alrededor del tubo.

Los próximos cinco minutos los recordaría como los más embarazosos de toda mi vida, sin exagerar.

Seguí frotándome contra el tubo de metal, frente a la atenta y lujuriosa mirada de Cast y los tres gigantes que lo secundaban, hasta que el idiota por fin se levantó y se acercó a nosotras lentamente.

-Buenos días, princesas... -saludó con una sonrisita, mientras tomaba un mechón de mi cabello entre sus dedos y lo depositaba detrás de mi oreja, bajando luego su mano por mi cuello hasta llegar a mi escote y rozar uno de mis senos con la palma de su mano.

Reprimí la arcada que me subió por la garganta, e intenté sonreír lo más sensualmente que pude.

-Hola, guapo -Nuvia se mordió el labio mientras deslizaba su dedo índice por el brazo de Cast, y él le sonrió lascivamente mientras se giraba hacia ella.

-Ustedes son nuevas aquí, ¿verdad?

-Sí, somos unas novatas -puso una expresión de niña buena que me hizo querer reír, pero me contuve. No era el momento.

Mía | RivariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora