CAPÍTULO 4: EMBOSCADA DE CHICAS

240 16 4
                                    

Los meses continúan pasando y mi sed de sexo cada vez se incrementa más. Ninguna de las princesas pudo satisfacerme, así que decidí irme a Nueva Donk a probar con Pauline. Utilicé el mismo cortejo que con Estela y funcionó: fuimos a su departamento y me acosté con ella… a pesar de que durante el acto sexual trataba de visualizar a Luigi sustituyendo a Pauline y lograse llegar a más de un orgasmo aún no funcionaba. No podía sentir nada.

“Quizás si tengo sexo con chicos pueda que esto se termine. Tal vez el propietario de mi corazón no sea una mujer sino un hombre.” Pensé. Lo cierto es que conocía a más hombres que a mujeres, y aunque con la mayoría ni me llevaba bien decidí arriesgarme. Me acosté con Wario, Waluigi e incluso con Bowser… No preguntéis cómo es que fue, porque me da mucha grima recordarlo. 

Como supuse, no funcionó, de hecho me dio bastante asco. 

Hay alguien que sabe lo que me pasa, y ese es Yoshi. Me descubrió yendo de camino al castillo de Bowser pensando que Peach había vuelto a ser secuestrada y me acompañó, pero durante el camino no paraba de fijarse en la tremenda erección que se mostraba en mis pantalones.

Quizás fue la presión que me dio, pero tuve que contarle la verdad, que debía de saciar mi lujuria con quien sea menos con Luigi. Él al principio me miró con asco, pero le dije que no lo hacía porque yo quisiera, y que me dejase ir por Bowser para tener sexo con él o que si no tuviese sexo conmigo. De verdad, estaba dispuesto a hacerlo con Yoshi.

Menos mal que no se lo contó a nadie. Vio que en verdad estaba sufriendo… O eso pensaba.

Aprovechando que Luigi había ido al parque de perros con el Ectochucho, Yoshi y Poochie me quedé en mi habitación, me desnudé, saqué de una caja de debajo de mi cama un masturbador masculino con un agujero en forma de vagina y comencé a darme auto placer.

Me moría de ganas de romperle a Luigi ese hermoso culito, así que me imaginaba ese agujero como su virginal entrada. Estaba en la posición del misionero, que es con la que quisiera realizar con Luigi, metiendo y sacando mi erección una y otra vez y con mayor fuerza en cada embestida. Aún me sorprendo de no haber llegado a romper el juguete.

Ya estaba a punto de llegar al orgasmo cuando de repente la puerta de mi habitación se abrió. “¡MARIO!” Fue lo único que oí antes de correrme. Un escalofrío recorrió mi espalda y terminé derramando más semen de lo normal… Pero no fue suficiente.

M: Caí rendido en mi cama aún presa del orgasmo. “De-dejadme solo cinco minutos por favor.” Peach, Daisy, Estela y Pauline habían entrado en mi casa y estaban muy enfadadas conmigo. ¿Qué esperar si las estuve engañando a todas a la vez? Me merezco que me odien.

P: “¡Nada de cinco minutos jovencito! ¡Ponte algo de ropa, que tenemos que hablar contigo!”

M: “Oh… Pero Peach… Si ya todas vosotras me habéis visto desnudo, y yo a todas vosotras. ¿Por qué no mejor venís las cuatro y nos hacemos una orgia?” Mi lujuria hablaba por mí.

E: “Puaj, ¡qué asco!” Lo decía por mi sugerencia. “Yoshi tenía razón. Sí que estás mal.”

M: “¡ESPERA! ¿¡Yoshi os lo ha chivado!?” Me duché y me vestí. Ya en el salón nos sentamos los cinco para conversar. “A ver, que me quede claro: Yoshi, el único que sabía lo de mi lujuria, ¿os lo ha contado así por las buenas?”

P: “Dijo que era por tu propio bien. Hace ya meses que Bowser no tiene planes de conquistar el reino. Justo cuando TÚ fuiste a su castillo y él te pilló.” Su cara de enfado hizo que se me helara la sangre. Era obvio que sospechaba de mí por el comportamiento de Bowser. “Por lo que nos dijo Yoshi no parece que lo que hubieses hecho con Bowser fuese solamente pelear y ya.” No sabía que en verdad hubiese traumatizado tanto a Bowser, y eso que el pasivo fui yo.

D: “También nos contó que te acostaste con todas nosotras… ¡Y CON WARIO Y WALUIGI! ¿¡QUÉ PASA DENTRO DE ESA CABEZA TUYA MARIO!?

Pa: “Por favor Mario, dínoslo. Solo queremos ayudarte.”

M: Tenía que hacerlo. Ya lo sabían, así que, ¿para qué seguir mintiendo? Respiré hondo. “Kamek… El hechizo…” Peach lo supo enseguida. “Solo se podrá romper si me acuesto con la persona que tenga mi corazón…”

E: “¿Te acostaste con todas nosotras para así poder romper un hechizo?”

P: “¿Entonces ya no estabas bien desde esa noche?”

D: “¡Claro, por eso me preguntaste si yo lo disfruté!”

P: “A mí también me lo preguntó.”

Pa: “A mí también.”

E: “Y a mí me extrañó que quisieses volver rápido a casa.”

P: “¿Tú no sientes lo mismo Mario?”

M: “¡N-no! ¡No es eso! ¡Fue muy hermoso, pero…!” 

Pa: “Pero qué Mario.”

M: “¡PERO ES QUE MI CORAZÓN LO TIENE LUIGI!” Estaba muertísimo de vergüenza. No podía creer que les hubiese dicho que estaba enamorado de mi propio hermano. “¡Lo siento! ¡Lo siento muchísimo, de veras! Estoy mal de la cabeza, lo sé…” Bajé mi cabeza mirando al suelo y comencé a llorar. “Por eso me acosté con todos vosotros: para así poder tener un sustituto de Luigi. Sé que el incesto está mal visto, y además él es completamente virgen. Pero el saber que está prohibido me pone aún más.” Las cuatro no decían nada. “Yo no disfruto esto en lo absoluto… Necesito ayuda.”

E: Sentí su mano posarse en mi hombro. “Mario, si estás bajo un hechizo deberías de habérmelo dicho. Tal yo pueda ayudarte…”

M: “¡NO SE PUEDE! ¡Kamek dijo que esta clase de hechizos no se puede deshacer!”

D: “¿Y tú cómo lo sabes?”

M: “Le dije que o me lo quitaba o Bowser tendría sexo conmigo. Y como no fue posible… bueno… ya sabéis lo que pasó.”

P: Se sentó a mi lado a consolarme. “Oh Mario. Pobrecito.”

M: “A todo esto, ¿cómo habéis entrado en mi casa?”

D: “Fácil: le pedí a Luigi que me diese las llaves. Como estaba con Yoshi…”

M: “¡TÚ! ¡ALÉJATE DE MI HERMANO!” Casi ataco a Daisy al saber que se acercó a Luigi. La gente no para de emparejarlos, y saber que estuvieron rozando sus manos hizo que mi instinto animal despertase. 

D: “¡MARIO TRANQUILÍZATE! ¡YO NO QUIERO NADA CON LUIGI! ¡ÉL ES SOLO MI AMIGO!”

E: “Mario, este no eres tú. Son tus hormonas las que hablan por ti a causa del hechizo.”

M: “Cierto…” Respiré e inspiré. “Perdón chicas. ¿Qué se supone que deba hacer? No puedo seguir acostándome con más personas que conozco, pero si me acuesto con Luigi entonces todo habrá terminado.”

Pa: “Eso es muy asqueroso Mario.”

M: “¡Lo sé Pauline! ¡No quiero ni puedo hacerlo!”

E: “¿Tú… amas a Luigi más que como un hermano?” Asentí. “Creo que él también siente lo mismo por ti, pero ya sabes lo tímido que es para decir sus verdaderos sentimientos.”

P: “Eres la persona más importante de su vida. ¿Recuerdas cuando se pasó más de una hora hablando de ti y solo de ti? No había quien le callase.” Reí por la ternura cuando ese recuerdo volvió a mi cabeza.

D: “Y no es por nada, pero a Luigi no lo veo tan hetero que digamos. Tiene sus toques gays.”

P, D, E y Pa: “¿¡POR QUÉ LOS HOMBRES MÁS GUAPOS TIENEN QUE SER GAYS!?” Gritaron todas como si fuesen adolescentes.

M: “Perdonad, pero yo ahora soy bisexual, y el que está enamorado de Luigi soy yo.”

D: “Perdona Mario. ¡No te preocupes, te ayudaremos con Luigi!”

M: “¿De verdad?”

E: “Así es. Déjanoslo a nosotras.” 

La cosa se pone interesante, verdad? 😏

Espero que os haya gustado.

Nos vemos 💕

Mi afrodisíaco (Mario x Luigi) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora