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Estaba patrullando la ciudad como ya era costumbre, me balanceaba sobre los grandes edificios del centro esperando a toparme con alguna "amenaza" pero nada, al parecer esta noche nadie sacaría boleto de regreso al Mictlan, eran alrededor de las once de la noche y el cansancio me estaba consumiendo, en cada vuelta qué daba podía sentir como mis ojos se cerraban por si solos.
—Necesito unas largas vacaciones —doy un gran bostezo y me columpio hasta la orilla de un complejo de apartamentos.
Admiro la vista qué tengo frente a mi, es realmente hermosa e imponente, un estruendo interrumpe mi momento de paz y me doy cuenta que es mi estómago no había comida nada en todo el día y mi cuerpo ya lo sentía.
—Bueno, supongo que ya es hora de merendar algo...—busco mi teléfono entre mis bolsillos y recuerdo que esta mañana lo use para golpear a un maleante qué le iba a robar a una señora— ¡Me lleva la chingada!, hoy definitivamente no es mi día, — reflexionó un poco ante lo que dije— bueno no lo fue hoy, ni ayer, ni antier y seguramente no lo será mañana ni pasado mañana, ¡ay al chile! ya no me voy a preocupar por eso. —suspiro con pesadez y mejor me dirijo a un puesto de tacos cercanos.
Llego al puesto y me siento al fondo del lugar, aún llevo puesto el traje, pero esta bien, al menos en este local soy conocida y ya tengo algo de confianza con los dueños.
—¡Ey tejedora! ¡Aquí está tu orden! —grita el taquero y hago un ademán de gracias, lanzó una telaraña hasta alcanzar el plato y lo jalo hacia mi.
—Unos minutos más tarde y mis tripas se habrían comido las unas a las otras —subo mi mascara hasta la altura de mis labios y doy un mordisco a mi taco. —Un boing de mango porfas. —pido al mesero qué pasa a mi lado, mi cena estaba siendo lo único bueno del día hasta ahora.
—Puto el villano qué se atreva a molestarme —estaba disfrutando de cada bocado qué daba, era todo un manjar y no estaba dispuesta a levantarme de la silla de esa taqueria hasta estar completamente llena.
De un momento a otro un fuerte estallido se escucha al final de la calle, sonidos de madera siendo cortada, la gente no tardo en comenzar a correr por todos lados alarmada pues la luz se fue, uno de los generadores de la ciudad explotó y eso solo podía ser obra del mismo Yohualtepuztli.
—¿No escuchaste? Dije puto el qué me moleste. —replique cuando llego hasta donde yo me encontraba sentada. —Estoy cenando así que porfavor acabemos con esto de una.
Yohualtepuztli o mejor conocido como Hacha Nocturna era una de las muchas entidades que tanto le gustaba chingar por las noches, este era una especie de caminante nocturno qué llevaba consigo una hacha en un brazo y su cabeza cortada en el otro, tenia una abertura en el pecho donde sobresalia su corazón palpitante. Solo había dos opciones para librarse de él escapar y sufrir de una larga persecución o arrancar su corazón de un manotazo, que era la opción más factible para mi.
—Tú...—me señala con su hacha, bien, era el momento de comenzar a trabajar, me levante de la mesa no sin antes dar un último bocado a mis tacos— No me dejaré vencer una vez más por ti, la ira del gran Yohualtepuztliva a caer sobre ti...
—¿Acabaste con tu discurso? —interrumpo mientras saco mi cartera y dejo algo de dinero en la mesa.
—Mira wey, la verdad hoy no estoy de humor para lidiar contigo, acabo de comer y el solo hecho de hablarte me repugna, no hagas que vomite justo cuando acabo de tener la más deliciosa cena de mi vida.
Mantengo una distancia considerable y lanzó mi telaraña al pecho abierto de Yohualtepuztli inmediatamente este la corta con su afilada hacha y corre furioso hacia mi lanzando golpes al aire con su arma, lo esquivo y lanzó más telaraña, esta vez en dirección a sus pies el se queda estático por un momento y es mi oportunidad aparto la hacha pegándola a la pared con una de mis redes y en cuestión de segundos ya tengo su corazón en mis manos, ahora va la parte menos agradable, lo aprieto entre mis manos y se hace papilla haciendo qué el espectro desaparezca.
—Ugh, hay veces en las que detesto hacer esto. —corro hacia el baño y me limpio rápidamente, la sensación se ha ido y la taqueria casi se está cayendo a pedazo o bueno eso es lo que alcanzo a ver ya qué no hay luz, puede que este peor. —Lo último que me faltaba. —un suspiro pesado sale de mi.
