Capítulo 3: Inmensa cabezota.
Todo el lugar se queda en silencio, incluso la música se apaga como por acto de magia. La liebre se encoge en su silla y se tapa el rostro con sus pequeñas patas.
—Nos dejaste para salvar tu pellejo —El pelinaranja empieza a susurrar palabras en un idioma que no entiendo ni sé cual es, ni siquiera sé si existe.
—¡Sombrerero! —grita el ratón. El muchacho se calma y sonríe.
—Gracias —susurra. —, estoy bien
—¿Qué pasa contigo, Terrant?, eras siempre el alma de la fiesta, hacías el mejor Futterwacken de todo Hightopp —le dice el gato.
—Futter... ¿qué? —pregunto.
—¡Futterwacken! —grita la liebre y comienza a bailar.
—Es una danza —Me aclara el ratón.
—En el Frabulloso día, cuando la reina blanca porte su corona otra vez, ese día, haré un Futterwacken vigoroso —dice el sombrero.
Sus dos amigos roedores ríen, pero se detienen unos segundos después, al escuchar a un caballo acercarse al lugar.
—Hasta pronto —El gato se esfuma.
—Rápido, bébelo
El sombrerero me da a beber de una pequeña botella, sabe igual que el líquido que tomé antes para hacerme pequeña.
Me hago aún más diminuta y sujeto mi vestido, el pelinaranja me mete dentro de una tetera y pone la tapa.
—Vaya, pero si es mi trío favorito... de lunáticos —Una voz masculina se acerca.
—¿Quieres acompañarnos? —Es la dulce pero nerviosa voz del ratón.
—Llegan tarde para el té —Escucho una taza romperse y luego risas por parte de la liebre.
—Buscamos a una chica, llamada Alicia
—Oh, hablando de la reina, hay una canción que nos gusta cantar en su honor... —El sombrerero canta y los otros dos lo siguen. —Un murciélago pasó, no sé donde se escondió, por el... —Otra vez vuelve el silencio.
—Si están escondiéndola, perderán la cabeza
—Ya la perdimos... ahora todos juntos... ¡por el cielo has de volar, cual tetera tu serás, brilla, brilla, brilla, brilla!...
Escucho el ladrido de un perro justo a mi lado. Pasan unos segundos y sus ladridos de alejan con rapidez.
—¡Vayan tras el sabueso!... son unos dementes
—Que amable —Le contesta la liebre.
La tetera se mueve y poco después, quitan la tapa.
—Perdón. —El sombrerero vuelve a cerrar al ver que apenas me sujeto el vestido. —Un momento. —Mete la mano y saca un trozo de tela. No pasan ni dos minutos y me lanza algo. —Ya, creo que te va a quedar
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Arisha en el país de las maravillas |Sombrerero|
Hayran Kurgu(Historia corta) Arisha, una joven de 19 años, asiste a una elegante fiesta de jardín. Justo cuando esta por recibir una propuesta de matrimonio, aparece un conejo blanco con ropa, lo sigue a través del bosque para terminar en un mundo donde todo es...