Chloe Noir [Chloenette]

Capítulo 3: Lady Wifi

¿Cómo se atrevía Marinette a sentarse en su lugar? ¿Otra vez? ¿Acaso era idiota? ¿O quería comenzar otra pelea?

—Estás en el asiento equivocado—declaró Chloe.

Por supuesto, lo que siguió fue otra pelea. Pero a diferencia de sus numerosas disputas anteriores, esta vez Marinette no se echó para atrás.
En lugar de eso, despotricó frases estúpidas sobre el mal y comenzó a criticarla. Cuando toda la clase comenzó a reírse, Chloe supo que debía darse por vencida y fue a sentarse en su lugar menos favorito. Por lo menos seguiría estando cerca de Adrien, incluso si no estaba detrás de él.

¿De dónde había sacado Marinette las agallas para enfrentarse a ella de esa manera?
Chloe estaba acostumbrada a un poco de resistencia de su parte, pero casi siempre lograba doblegarla. Ahora se estaba volviendo incluso más insufrible.

¿De dónde había sacado esa confianza? No era como si ella hubiese salvado a París como sí lo había hecho Chloe.

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Chloe se admiró a sí misma en el espejo de su habitación. Había encargado que le hicieran el traje rojo a medida ya que los que se vendían comercialmente se veían falsos y baratos.
Este hacía que Chloe casi pareciera la verdadera Ladybug.

—No voy a mentirte, esto es un poco raro—comentó Plagg antes de tragar un pedazo entero de Camembert.

Chloe hizo un puchero y jugueteó con el yoyo de plástico.

—Dicen que las imitaciones son el mejor halago.

—Este es el tipo de cosas que hace una fan desesperada.

—¡No soy una simple fan! —Chloe se apresuró a defenderse— Soy su compañera, ella confía en mí. Yo estoy por encima de todos esos fans que la admiran.¡A diferencia de ellos ella también me quiere!

Plagg le dirigió una sonrisa burlona.

—¿Y se puede saber de qué manera te "quiere", señorita obsesiva?

—Yo...Ella...¡Tú no sabes nada!

Plagg flotó alrededor de la habitación y se detuvo en frente de un jarrón único que se encontraba en un estante. Era una antigüedad que había comprado en una subasta de caridad hace dos años. Plagg apoyó una pata sobre el.

Oh no.

—No te atrevas-

Y lo empujó. Chloe se lanzó para atraparlo antes de que cayera al suelo, pero se enredó con la cuerda del yoyo y tropezó. Cayó de cara al suelo pero logró tomar un almohadón que se encontraba cerca y lo lanzó hacia el jarrón, evitando que se destrozara contra el piso.

—¡Plagg!

Desafortunadamente, Plagg era inmune incluso a su tono más duro de voz.

—¿No sabes que los gatos necesitan estímulos? Nos aburrimos si estamos encerrados todo el tiempo.

Chloe le dirigió una mirada.

—Está bien, entonces juguemos.

Eso llamó la atención de la criatura.

—¿Eh? ¿Jugar a qué?

Chloe desenredó el yoyo.

—Yo seré Ladybug y tú serás el Akuma. Prepárate.

—Espera—comenzó a decir Plagg, pero Chloe ya había arrojado el yoyo directamente hacia él.

Por suerte para Plagg, Chloe prácticamente no tenía habilidad con el yoyo y fue fácil esquivarlo.