Luna

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– ¿Y qué le dijiste? – Preguntó Mari emocionada.

Mi hermana me había invitado a comer a su casa, era fin de semana y al parecer su prometido había salido de la ciudad por unos asuntos de trabajo, así que me dijo que me quedara con ella.

– Que sí, claro que le iba a decir que sí, face ha sido tan dulce conmigo – ella me sonrió.

– Eso fue muy romántico, me alegro mucho por ti hermanita.

– Gracias Mari, hace mucho que no recordaba qué era tener una pareja, ahora no dejo de recibir mensajes de él, es todo muy bonito.

– ¿Y cuándo lo conoceremos? – Su pregunta me hizo pensar, no le he preguntado a face si quiere conocer a Mari, literalmente Dylan y ella son mi única familia.

– Bueno, en realidad no lo sé, llevamos sólo un mes de relación, no presiones – mi hermana sólo rió y luego se quedó pensando –. ¿Qué sucede?

– He estado pensando estas semanas, dos semanas luego de mi aborto, abandonaron a una bebé en el hospital.

– Qué horrible – ella asintió.

– Sí, la situación es que se lo comenté a Dan y él obviamente me preguntó por los padres de la bebé. Le dije que la mamá murió luego de dar a luz y el padre jamás se presentó, así que básicamente es una niña huérfana.

– Ya veo, ¿piensan adoptarla o algo así?

– No lo sé, los procesos de adopción suelen ser muy complicados – hice una mueca y asentí –. Pero nos dijeron que sí podemos adoptarla, aunque debemos esperar al menos tres semanas más.

La miré sorprendida, me acerqué a ella para darle un abrazo.

– Estoy muy feliz por ti, Mari – ella me apretó mucho, logrando que mi espalda tronara.

– ¡Oh por dios! – Solté una carcajada por el grito de mi hermana.

– Vaya, te emocionaste demasiado.

– Lo siento, al parecer haz estado muy tensa – las dos nos quedamos en silencio unos segundos, hasta que ella volvió a hablar –. Por cierto, ¿cuándo dijiste que es tu ese concurso?

– Ah, cierto, será en dos semanas, la verdad no recuerdo el día, pero Peter me dijo que me daría invitaciones.

– ¿Peter?, ¿el hermano de Isabella? – Preguntó tomando de su taza de café.

– Sí, ese mismo, al parecer a la vida no le pareció suficiente dejándome sin un sueldo, también me hizo trabajar con él – ella arrugó su nariz.

– Qué mala suerte, pero ganas bien, ¿no?

– Pues sí, al menos ahora sí puedo pagar bien mis cuentas.

– Bueno, vamos a cenar algo, podemos ir por una hamburguesa o una pizza – negué.

– Ya comí bastantes hamburguesas y pizzas.

×

– Vamos Sam, ya quítate esas cosas – puse los ojos en blanco.

– No lo haré, por tu estúpida culpa ahora tengo el cabello color Garfield y también me irritaste la cara – Mateo soltó una gran carcajada.

– Oye, yo te leí las... – Dejé de escuchar a mi primo cuando vi a una chica, yo diría que la más hermosa que mis ojos pueden presenciar, de repente mi alrededor se volvió oscuro y por alguna extraña razón ella era la única que brillaba entre tanta gente. Le tapé la boca a Mateo y él la quitó al instante –. ¿Qué estás viendo? – Supongo que miró también a la chica, pues soltó una risa –. Ve a hablarle, vamos, además, puedes tomarle fotos, es muy bonita – asentí y me arreglé los lentes.

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