– Si no dejas de moverte, le diré a Taylor que te pida el divorcio de una vez – Caro me miró indignada, solté una gran carcajada cuando vi su dedo medio ser levantado.
– Te la voy a devolver, y no te va a gustar – respondí a su insulto.
– A ver, hazlo – me miró con esos ojos desafiantes.
– Sabes que no puedo – ahora fue ella quien rio.
– Bueno, hay que seguir con la sesión, nos están esperando en el salón – asentí, volví a tomar mi cámara para poder seguir tomando fotos.
Luego de tres largos años, Carolina por fin se casó.
Cuando Taylor, su ahora esposo, le pidió matrimonio, ella me llamó entusiasmada, nunca la había escuchado tan feliz, por supuesto que los dos me contrataron para que yo fuera la encargada con todo lo que tuviera que ver con fotografía de la boda civil, el video y las fotos de la fiesta serán tomadas por alguien más. Caro dijo que quiere que yo disfrute de la noche, además de que me presentaría a los amigos de Taylor.
Aunque su intención no es que yo sólo consiga más amigos y ya.
– Acabamos – Caro soltó un suspiro de cansancio.
– Por fin, ahora, ayúdame a ir al baño – reí, a penas y puede caminar con su vestido.
Luego de que se cambiara por algo más liberador, Caro, Taylor y yo nos dirigimos al lugar donde será la fiesta, yo entré primero que ellos, me senté junto a Jason.
A pesar de que dejamos de trabajar para él, mantuvimos contacto, me contrató algunas veces para tomar fotos para su campaña de publicidad. Afortunadamente mi amiga hizo su celebración en nuestro país y no en Inglaterra.
– ¿Cómo te fue con ella? – Miré a mi ex jefe y le sonreí.
– Ya sabes, necia como siempre – los dos reímos.
– Por cierto, jamás me mandaste las fotos que tomaste cuando fuiste a Italia – lo miré incrédula.
– Ya pasaron más de cuatro años de eso – él alzó los hombros –. ¿Y tus hijas?
– Fueron al área de juegos, ya sabes que odian estar sentadas – asentí –. Por cierto, va a venir...
Antes de que Jason pudiera terminar su oración, las luces del salón se apagaron y se comenzaron a escuchar aplausos, sentí la emoción por todo mi cuerpo. Las bodas siempre han sido mis eventos favoritos.
Cuando Mari y Dylan se casaron lloré como magdalena, aunque no era la única, papá me ganó en lágrimas.
Las primeras horas de la noche me divertí mucho platicando con la mamá de Caro, es una señora muy dulce, también la desgraciada de su hija me estuvo llevando con muchos chicos y chicas de nuestra edad, fue de lo más incómodo.
Luego de bailar por un rato, me dirigí a la mesa donde sólo estaba una de las hijas de Jason.
– ¿Qué tienes, linda? – Le pregunté cuando me senté a su lado.
– Nada, es sólo que estoy esperando a alguien.
– Oh, ¿a tu papá? – Ella negó.
– No, estoy esperando a mi prima Jazmín – la miré con las cejas alzadas.
Me cruce rara vez con Jaz, solamente eran saludos y despedidas, jamás una conversación concisa.
– ¿Va a pasar por ustedes? – Ella volvió a negar.
– No, a ella también la invitaron, de hecho, vinimos con ella en su camioneta, sólo que a la tonta se le olvidó comprar un regalo – reí y negué –. ¡Mira, viene allá con su novio! – Giré mi vista hacia dónde la niña estaba señalando, al mirarlo mi estómago dio un vuelco enorme. Me paré rápidamente de la mesa.
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vagones
RomanceLos vagones del metro siempre se llenaban de gente, era algo que a ella le incomodaba, mientras que a él le fascinaba. Tan diferentes pero tan iguales.