– Al menos deberías dejar que te explique – dijo Carolina.
– Caro, tuvo muchas oportunidades para explicármelo, pero jamás me lo dijo.
– Yo entiendo tu molestia, linda. Pero es la primera vez que te veo tan feliz con alguien, deberías al menos considerar escuchar su lado de la historia.
– Me tengo que ir, Peter me dijo que quería hablar conmigo acerca de algo y debo entregar un reporte de las fotos del matrimonio. Suerte en tu ensayo.
– Gracias linda, nos vemos – le sonreí antes de colgarle.
Suspiré y dejé mi celular a un lado, tomé mi cara entre mis manos tratando de contener mi llanto. Escuché a alguien tocar la puerta.
– Pase – dije en tono alto, miré y pude ver la cabellera pelinegra de Dylan entrando, me senté en la cama.
– Hola – se acercó a mí y me abrazó –. Lamento mucho lo de tu concurso, papá nos llamó a Mari y a mí, ella no pudo venir, está algo ocupada – asentí.
– Sí, me llamó ayer para decirme lo de la adopción de la bebé – él asintió.
– ¿Por qué me mentiste? Tú jamás lo haces – alcé los hombros en forma de respuesta –. No, no quiero que te quedes callada, háblame Andrea, para eso somos los hermanos, ¿no es así?
– Lo sé, es sólo que... – El llanto volvió a consumirme –. Me siento tan mal, es decir, mi novio me uso para un tonto concurso, me mintió acerca de su identidad y además me estuvo ocultando tantas cosas. No lo sé, Dylan.
– ¿Ya hablaste con él? – Negué –. ¿Y por qué no lo haces?
– Sam me terminaría diciendo todo lo que ya sé, por más que lo ame, me mintió y tú sabes que odio eso.
– Entiendo, bueno, solamente te digo que deberías darle una oportunidad de escucharlo, sólo eso. Por cierto, papá me dijo que te dijera que van a salir – lo miré con confusión.
– ¿No vas a ir con nosotros? – Dylan negó.
– No, papá me dijo que no te dijera nada porqué esta semana ha sido difícil para ti, pero Regina se puso mal y lleva algunos días internada – asentí, él se paró y antes de salir me dejó un beso en la frente.
Me paré para cambiar mi pijama por ropa decente, cuando llegué a la sala vi a mi papá recogiendo el árbol de navidad. Siempre ha hecho eso, dos días después de año nuevo recoge todo adorno que tenga que ver con navidad.
– Dylan me dijo que quieres salir – papá se giró.
– Sí, te quiero llevar a un lugar.
– Ya estoy lista – papá se paró del piso y dejó la caja de esferas en el piso.
– Bueno, vámonos, cuando regresemos terminaré de recoger todo esto – asentí.
Salí de la casa junto a papá, durante el camino dormí un poco, papá solo manejaba, por alguna extraña razón se paró para comprar algunas flores. Por un momento llegué a pensar que iríamos a visitar a Regina, sin embargo, esa hipótesis fue descartada cuando vi la entrada de un cementerio.
George se estacionó dos calles después, bajamos y entramos al lugar, papá le dejó su identificación al guardia, él sigue sin decir nada, solamente me dedico a seguirle el paso, estuvimos caminando unos minutos hasta que él paró.
– ¿Por qué me trajiste a su tumba? – Le pregunté al ver el nombre de mi mamá en la lápida.
– Siempre quise traerte, iba a decirte la verdad cuando cumplieras quince años, pero al parecer te adelantaste – me hinqué en el piso, sintiendo mi corazón romperse al ver que mi mamá tenía mi edad cuando se quitó la vida.
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vagones
RomanceLos vagones del metro siempre se llenaban de gente, era algo que a ella le incomodaba, mientras que a él le fascinaba. Tan diferentes pero tan iguales.