—Mimi.. Señorita, mi nombre es Mimi..
Los ojos de Sakura resplandecieron, jamas de los jamases habia visto una criatura parecida a Mimi. Era un poco mas baja que ella, su piel era rosa grisacea y tenia unos preciosos ojos azules. Sakura quedó maravillada…
—Mucho gusto, Mimi-chan.. Mi nombre es Haruno Sakura.. –hizo una pequeña reverencia hacia la elfina–
Mimi estaba impactada, hasta hace algunas decadas había sido una elfina a cargo del cuidado de un mago grosero y prepotente. Que ahora su pequeña amita le diera ese trato era una cosa sorprendente, por no decir privilegiada. Sus grandes ojos se llenaron de lagrimas, estuvo apuntó de soltar el primer sollozo, no obstante Wini la golpeó con el periódico…
—La amita Sakura no deberia de comportarse así con un elfo.. –la regañó Wini, algo irónico pues inconcientemente le habia faltado el respeto–
—Tranquila Wini.. –habló Mebuki– ..ambas estamos cansadas, mañana nos pondremos al dia..
—Si, Ama Rousse.. –habló Wini–
—Conosco el lugar como la palma de mi mano, se donde se encuentra mi habitación..
Ambas elfinas bajaron la vista y desaparecieron tras un pock. Mebuki cargo en brazos a la menor para así llevarla a su habitación. Poco fue lo que Sakura logró ver, todas las velas de la habitación se apagaron, las cortinas se corrieron. El cansancio acumulado la venció, sus ojos se cerraron y por fin sucumbió ante los brazos de morfeo.
Sólo bastó un movimiento de su varita para que la ropa de la menor se convirtiera en una bata de dormir rosa, acomodo con delicadeza su cuerpo sobre las cómodas sábanas y despues cerró las cortinas del dosel.
Parte de su espalda dolia, moretones surcaban su nivea piel, rastros de un horrible suceso. A paso tranquilo camino hacia el baño, quitó su ropa y se recortó sobre la bañera. El agua no la mojo porque no habia agua. La suave pero fria textura de la ceramica dejo que su cuerpo descansará. Sus ojos estaban fijos hacia el frente, mirando un punto fijo sobre el azulejo, detallando cada una de sus finas decoraciones. Dos gruesas lagrimas bajaron por sus mejillas, acariciando delicadamente la piel sana y quemada de su rostro. Aún puede recordar porque nunca curó sus cicatrices. Esas marcas rojizas en la parte izquierda de cara, hombro y brazo eran un recordatorio. Un recordatorio del porque jamas deberia de anteponer su bienestar por encima de su familia. Pero ahora sólo eran simples cicatrices, su esposo estaba muerto y su hija se encontraba en aquel mundo, al cual le habia dado la espalda ya hace decadas…
—La vida es como una pluma en el aire.. Nunca sabes a donde irá..
—Wani.. ¿Porque duele?..
Sus muros mentales fueron derribados, lagrimas llenas de dolor surcaron sus mejillas, se encogió aún dentro de la bañera, gimió por lo bajo y dejó que el llanto se llevara un poco de su dolor…
—Porque era real, el amor real siempre duele.. –Mebuki sollozo, dejo que la elfina la cuidara y limpiara–
Tal vez para un elfo el amor no exista, pues son seres utilizados como esclavos y no se relacionan los unos con los otros, pero pueden amar a sus amos. Wini lo hizo con sus dos niños, dos niños rubios que le robaron el corazón. Ver a sus niños crecer y tomar rumbos separados, lejos de ella.. fue doloroso. El mayor camino hacia la oscuridad y la menor, en cierto modo, camino entre el blanco y el negro…
—Wani.. –su voz se detuvo– ..hice tantas cosas en mi vida de las cuales me arrepiento, porfavor cuida de Sakura.. Cuídala como nos cuidaste a nosotros..
La elfina miro a su ama con tristeza, retorcido sus orejas y negó. Un elfo nunca le llevara la contraria a su amo…
—No, Rousse cuidara de Sakura, cuidara de su hija..