—Gracias por toparse con mi hija.. –agradeció la mujer, luego dejo a la pelirrosa en el suelo– ..mi nombre es Haruno Rousse Mebuki, un gusto conocerlo.. –se inclinó respetuosamente. Sakura vió a su madre–
—Hu-Hum!.. Mu-Mucho gusto señor, mi nombre es Haruno Sakura!.. –torpemente, aunque muy entrenada, la niña hizo una reverencia formal hacia el mayor–
—Malfoy, Abraxas Malfoy..
Ollivander, Mebuki y Sakura observaron la espalda del hombre rubio, cuando este, sin despedirse, fue en dirección al ascensor. Abraxas Malfoy, patriarca de una adinerada familia mágica, sangre pura y uno de los sagrados veintiocho, sólo un purista de sangre del montón. Mas que su linda cabellera, Sakura no vio algo que lo distinguiera de entre su madre, Garrick o ella, simplemente era un mago al igual que ellos…
—Es todo un amor.. –gruñó Mebuki–
—Lamento que se hayan topado con el.. –Mebuki rodó los ojos. Garrick soltó una pequeña risa incómoda– ..¿Que te pareció?..
—Es mas frío que los crudos inviernos de Escandinavia.. –Sakura torcio la cabeza confundida, no entendia en porque de su enojo–
—Tengo entendido que conociste a su padre.. –Mebuki bufó mientras cruzaba los brazos–
—Por desgracia.. –el trio comenzo a caminar hacia el ascensor– ..era un purista de sangre que creía que sólo por ser de una familia adinerada tenia el derecho de pisotear a los magos con menos ingresos..
—Vale, mejor hay que pasar el mal trago..
Y la tortura en el ascensor comenzó, ambas mujeres supiraron de alivio cuando el ascensor se detuvo.
…
—Sakura.. –la pequeña pelirrosa iba agarrada de la mano de Mebuki cuando esta la llamó–
—¿Humm?..
—¿Que te parece ir de compras?.. -Sakura asintió-
—¿Puedo comprar un vestido rojo?.. –Mebuki le sonrió de lado–
—Y un moño para atar tus lindos mechones..
Garrick, quien iba al lado de ambas, sonrió contagiado por su felicidad. Despues del desagradable encuentro con Abraxas, ambas mujeres acompañaron a Garrick a hacer unos tramites, algo respecto a los materiasles que necesitaba para hacer sus tan famosas varitas. Sakura estaba facinada con el Ministerio (exceptuando aquella misteriosa voz), si doblaban una esquina ella preguntaba rapidamente lo que sus ojitos podian ver, incluido a personas con apariencias extrañas, por esto Mebuki tubo que reprenderla. ¿Pero que se le podia hacer a una niña curiosa de seis años?.
Cuando su visita en el Ministerio terminó; Garrick, Sakura y Mebuki abandonaron este a traves de las chimeneas. La niña se asustó cuando trataron de atravesar una, pero Mebuki la calmo diciendole que el fuego verde no la lastimaria. Mebuki comprendio que la menor repudiaba el fuego y el color verde fluorescente, eso era algo que no podia pasar por alto, de eso hablarían cuando llegaran a su nuevo hogar…
—Nos vemos Garrick, y muchas gracias por todo..
La mayor se inclinó ante el vendedor de varitas, Sakura estaba en sus brazos así que tuvo un poco de dificultad al hacer la reverencia. Garrick se despidió contento de reencontrarse con su primera varita y con la hija de esta.
…
La tienda de ropa quedó cercas, a pasos de un adulto, pero para un niño.. digamos que fue una gran travesía. Twilfit y Tattings era una tienda hermosa, los dueños (dos sujetos jovenes) amablemente les dieron el pase y rapidamente les tomaron las medidas. Sakura, quien ya habia ido de compras en su mundo, quedó realmente extrañada por la manera en que tomaban sus medidas. Para los muggles ir de compras era probarse ropa tras ropa, aquí tomaban tus medidas y hacían el encargo. Mebuki habia pedido vestidos en tonos pastel para Sakura, ademas de algunos sombreros (los cuales ella misma modificaría), también tomaron sus medidas para hacerle trajes adecuados…
—Señora ¿Haruno?.. –la rubia asintió– ..su vestimenta, bueno.. no me lo tome a mal, pero ya esta un poco pasada de moda..
—La moda es transitoria, el estilo perdura.. –contratacó Mebuki, sonriendo de lado–
—Si, señora, apoyamos su punto de vista.. –dijo uno de los vendedores, el otro se veia incómodo mientras escribia la estatura de la menor en una pequeña libreta– ..no obstante, hace como sesenta años que no se veia su tipo de ropa..
Mebuki, a regañadientes, dejo que cambiaran su guardarropas, algo mas formal y discreto pero sin alterar mucho su estilo. También pidieron prendas en tonos obscuros para guardarle respeto a Kizashi, la rubia no creía en el periodo luctuoso que se le debia dar a un ser querido recien fallecido, pero cuando su corazon sintió la perdida de su amado esposo, fue como perder una parte de su propia vida. Mebuki podía enmascarar todos sus sentimientos con magia, no obstante, el dolor era por mucho la sensacion mas horrible que haya experimentado alguna vez. Sakura tambien se sentia triste, no podía comparar su dolor con nada que haya experimentado antes, quizás aquel mes en el que paso viviendo con su vecina, sus padres habian sufrido un accidente y tuvo que vivir con la señora Hitomi y sus exentricos siete gatos. Durante aquel mes fue su primera vez durmiendo sin haber recibido un beso de buenas noches, tambien tomo su primer baño sola, comió sola y jugó sola. El sentimiento que aquejaba a Sakura era soledad, tenia a su madre y aun así se sentia sola, padre ya no estaria ahí para abrazarla y contarle cuentos…
—Sakura.. –Mebuki retiro las cortinas del probador–
Ahí, hecha un ovillo en el suelo, se encontraba su pequeña hija llorando silenciosamente. La mayor se sentó sobre sus talones en el suelo y cogió a la menor, Sakura se acurrucó entre sus brazos y dejo que las lagrimas siguieran su curso hacia el suelo por sus mejillas…
—Todo estara bien.. –apreto contra su cuerpo a la menor– ..todo estara bien, Kizashi.. Te necesito.. –murmuro por lo bajo, dejando caer sus muros mentales y otorgandose el permiso de llorar–
..
Al cabo de unos quince minutos, que se sintieron como dos horas, las mujeres salieron del probador, sus ojos estaban rojos por las lagrimas y algo hinchados, ambas estaban cansadas y lo único que querian hacer era dormir…
—Sus prendas estarán listas dentro de poco.. –dijo uno de los dependientes, quien al parecer habia escuchado a las mujeres llorar en el probador–
Como su madre siempre decía; "los hombres lloran en silencio y las mujeres detras de las puertas", nunca entendió a que se refería con eso, pero sentía que no debia de interrumpirlas, después de todo llorar purifica el alma.
Mebuki respiro con fuerza, para tomar valor y no soltarse a llorar como magdalena, luego colocó su firma en el pergamino donde se estipulaba el valor de las comoras.
Sakura estaba sobre un taburete esperando a su madre, jugaba con sus pulgares tímidamente y respiraba entrecortadamente. El asiento del lado derecho se hundió de repente, un niño, al parecer de su misma edad, se habia sentado a su lado, murmuraba cosas inentendibles y gruñia de vez en cuando…
—Odio venir de compras.. –murmuro por lo bajo, esperando a que nadie lo oyera, en especial su madre–
—Mi nombre es Sakura, ¿Cómo te llamas, niño?.. –preguntó tímida. El pequeño niño, azabache y de ojos obscuros, la miro confuso–
—¿Que clase de nombre es Sakura?¿Eres extranjera?.. –preguntó confundido. Sakura no sabia que decir así que sólo asintió– ..¿De donde eres?..
—¿Hemm?.. No me has dicho tu nombre.. –el niño parpadeo dos veces antes de sonreir de lado a lado–
—Me llamo…
—Sirius.. –exclamo con una elegante, pero fuerte voz, una mujer de edad media– ..ven, te van a tomar las medidas..
La mujer vio a la niña sentada junto a su hijo, parecia poca cosa con ese vestido simple y aquel bolso de mimbre que no convinaba con su vestimenta, su cabello estaba todo esponjado y tapaba sus ojos, lo único que vio de valor en ella fue ese guardapelo que colgaba de su cuello…
—Despidete de la.. Señorita..
—Adios, Sakura.. –el azabache hizo una torpe reverencia y se fue con su madre–
Otro Sangre pura, supuso Sakura. ¿Acaso todos olian mierda? O por que esa asquerosa expresion en sus rostros.