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Sunghoon quería golpear a Jake.
Quería ponerse frente a él, mirarlo a los ojos, ser capaz de enfrentarlo y poder decirle que no era necesario que le mintiera, que podía ser sincero con él, porque Sunghoon no le creía nada de toda esa fachada de estudiante, novio, amigo e hijo perfecto que le vendía a todo el mundo.
Sunghoon quería ser capaz de decirle que podía confiar en él a pesar de que Jake lo odiara.
―Bueno, ¿por qué estás enojado, Hoon?
Levantó la vista cuando en la habitación entró su psicólogo, Jay, sonriéndole ampliamente, y trató de relajar su expresión seria y enojada.
Jay se sentó en el puf frente a él.
―Estás enojado, ¿qué pasó? ―preguntó Jay hablando en voz alta pero usando el lenguaje de señas también.
Sunghoon agarró el lápiz de color amarillo sobre la mesa, comenzando a apuñalar las pobres hojas que Jay solía tenderle para que dibujara o escribiera.
― Hoon. Hoon, ¿qué haces? ―insistió Jay―. ¿Qué hemos hablado acerca de tus emociones? Las hojas no te han hecho nada.
Lo ignoró y Jay suspiró, tomándolo de las manos para detenerlo. Sunghoon forcejeó, enfurecido, para luego abrir su boca.
― ¡Mordidas no, Sunghoon! ―regañó Jay.
Sunghoon soltó un ruido extraño, entre un bufido y un gruñido.
Jay logró que soltara el lápiz y las hojas, mirando el papel blanco arruinado.
―Odio que se vean blancas y perfectas ―expresó Sunghoon―. Me gusta que estén sucias, que se vean feas, como yo.
Jay frunció los labios, pensativo, negando con la cabeza.
―No estás sucio, Sunghoon ―dijo Jongseong con calma, como si el arrebato de Sunghoon no hubiera llamado su atención―. ¿Has tenido pesadillas?
Sunghoon hizo el amago de agarrar nuevas hojas, pero Jay le miró con advertencia.
― ¡Lo odio! ¡Lo odio! ―soltó Sunghoon amurrado―. ¡Es... es un idiota!
― Sunghoon, no estoy comprendiendo nada ―contestó Jay.
― ¡Jake!
― ¿Es un nuevo amigo?
― ¡Es un grano en el culo!
― ¡Sunghoon!
― ¡Me mira como... como si yo fuera tonto, y trato de ser agradable con él, pero es falso, es un hipócrita, es un cínico, y eso me enferma! ¡Odio a la gente mentirosa! ― Sunghoon soltó un resoplido―. ¡Me odia, ¿cree que no lo sé?! ¡Pero se porta bien conmigo porque es un tonto lameculos que tiene que ser bueno con todo el mundo! ¡No quiero que sea bueno conmigo! ¡Quiero que me odie y me lo demuestre!
