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- Sunghoon llevaba un mes en su hogar cuando lo llevaron con Jay

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- Sunghoon llevaba un mes en su hogar cuando lo llevaron con Jay.

Al niño no le gustaba mucho salir afuera, prefería quedarse dentro de la gran casa y jugar solo, ver televisión o simplemente colorear sus libros de dibujos. Además, cada tarde, le iba a ver una profesora de educación primaria particular junto a una psicopedagoga que le enseñaban a leer, escribir, sumar y restar, que hacían pocas preguntas pero le eran de gran ayuda para enseñarle lo que tuvo que aprender años atrás.

Sin embargo, sus padres sabían que iba siendo momento de que Sunghoon comenzara a salir de a poco; si bien querían cuidarle, no deseaban tampoco tenerle encerrado todo el tiempo, porque a fin de cuentas, eso no sería tener una vida normal, que era lo que tanto deseaban para su hijo.

Al inicio estuvo reacio a salir con ellos, escondiéndose en los armarios o bajo las camas para que no lo sacaran de casa, pero ambos fueron pacientes, diciéndole que irían en el auto, que estaría con ellos en todo momento, que no le iban a dejar solo.

Eso era lo más importante: no le dejarían sin compañía alguna en ningún momento.

Luego de varios días, lograron convencerlo de acompañarlo al exterior: prácticamente corrió hacia el interior del auto, haciendo que su mamá se sentara a su lado, y se abrazó a ella, enterrando su rostro contra su costado, negándose a soltarla. Fue así también cuando caminaron hacia la oficina de Jay, apenas despegándose de la mujer, y cuando el psicólogo apareció, se ocultó detrás de ella en todo momento.

—Hola —se presentó Jay en lenguaje de señas, sonriéndole al niño con suavidad—, me llamo Jay y soy un doctor.

Sunghoon no se asomó, sus manos aferrándose al suéter de su mamá.

Pero todos fueron pacientes allí, dejando que el chico se tomara su tiempo.

—¿Te gustan los caramelos? —preguntó Jay —. Tu papá me ha dicho que te encantan. Tengo una paletita para ti —agregó Park, sentándose en un puff y sacando el dulce—. ¿Lo quieres?

Entonces, Sunghoon asomó su cabeza, sus ojos nerviosos moviéndose por el rostro de Jay hasta detenerse en el caramelo. Mordió su labio inferior, soltando su agarre de Hyewon pero sin alejarse. La mujer dio un paso en dirección al psicólogo, lo que impulsó a Sunghoon a seguirla, y se sentó en las piernas de la mujer cuando recibió la paleta, su cuerpo en tensión, su mirada negándose a posarse en Jay.

Pero ya era un gran avance. Ya era un enorme paso.

—¿Cómo te llamas? —preguntó Jay pausadamente.

Sunghoon se llevó el caramelo a la boca, mirando unos segundos a JaeYoon, para luego hablar de forma recelosa:

—Muñequito —dijo—, pero papá y mamá me llaman Sunghoon.

୨୧ 𝐌𝐔Ñ𝐄𝐐𝐔𝐈𝐓𝐎 𝐃𝐄 𝐏𝐎𝐑𝐂𝐄𝐋𝐀𝐍𝐀  ⇝  𝒥akehoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora