A la quiebra de pensar noche tras noche en ti,
cada día más arrepentido de no haberte hecho feliz,
cada día más convencido de que quien perdió fui yo.
Quien te dejó ir fui yo.
Quien te extraña por dolor, soy yo.Hay tantas miles de cosas que quisiera decirte,
pero ya pasó.
Su tiempo ya fue,
y aunque no puedo perdonarme por dejar ir
a lo que pudo haber sido mi "para siempre más real",
sé que allá, donde todo pudo ser un bello amor,
también pude perderme con él.
Dejar que las grietas se volvieran mis nuevas venas,
las lágrimas mi nueva sangre,
y el amor, mi nueva vida.Perdí yo, de eso no hay duda alguna.
Pero gané lo que nunca tuve:
mi propio amor.Aun entre mis castigos por dejar atrás
a lo que más deseaba en mi futuro,
pude conseguir amarme.
Amar esas grietas que traigo desde la infancia,
amar esa parte de mí que,
con el amor en ella, jamás se dio a descubrir.
Amar mi odio, mi tragedia, mis condenas,
mis castigos, mis anhelos,
mis sucios deseos,
amar mi amanecer gris.Y sí, perdí yo.
Pero al perder a la persona que amas
con toda el alma, la sangre y el cuerpo que tienes...
¿Saben qué pasa?
Renaces.Renaces como esa persona que jamás pudo ser
en ese lugar:
genuina, segura...Gris.
