CAPÍTULO 2.
ADAM
Durante media hora que llevábamos, entró una chica que vaciló si sentarse a mi lado o al lado de una chica. Afortunadamente, me dejó solo.
La señorita Davis era un muermo. Su voz aguda y de tono bajo hacía que la mayor parte de la clase se durmiera.
El móvil, que tenía en el bolsillo, vibró inesperadamente. Lo saqué con cuidado y miré la pantalla disimuladamente.
Nan: Nichols! Te vienes hoy en el recreo conmigo??
Tú: Lo siento, nena. Me voy a jugar un rato al fútbol. Además, qué dirá tu novio?
Nan: Muermo, él no se enterará de nada... y así nos divertimos
-Señor Nichols, ¿qué le parece si nos lee aquí delante lo que está escribiendo? No sea tímido, salga a la pizarra- dijo mi profesora con su sonrisa cansada.
Salí hacia donde me señalaba. No me importaba, Nan sería la que se metería en problemas: su novio estaba en mi clase.
Justo cuando abrí la boca para comenzar a leer, se oyeron unos golpes en la puerta y, acto seguido, ésta se abrió dejando pasar al director.
-Buenos días, queridos alumnos. Buenos días Nichols- dijo riendo. Me llevaba bien con ese hombre, siempre hacía bromas-. Vengo a presentaros a una chica nueva que estará con vosotros en la asignatura y en las que hayáis escogido iguales, obviamente. Señorita O'Brien, puede pasar.
Una chica vestida con pantalones cortos negros y camiseta de Nirvana entró cabizbaja. Por su forma de andar, rápida y mirando hacia las baldosas, deduje que era tímida o/e insegura. No le pude ver la cara ya que ella tenía más interés en conocer al suelo negro.
Su pelo era de un color marrón chocolate y largo, hasta el omóplato, parecía que se había metido en el agua del mar por ese pelo rizado. ¿Se le llamaba ondas al agua? Dios... había escuchado demasiado a mi hermana. Su tez era blanca, no como las nuestras, tostadas por el sol.
-Muy bien señorita...- me pareció que O'Brien iba a contestar, pero la mujer cincuentona agitó su mano para que no la interrumpiera-. Solo le queda un asiento. Tómelo y saque usted los libros y bolígrafos, o lo que use.
La chica se sentó al lado de mi asiento y dejó su mochila gris de Vans en el suelo, al lado contrario de la mía.
-Continúe, Nichols.
Miré hacia mi móvil y leí la conversación.
Aquella chica olía a mora. Tenía la cabeza apoyada en la mano derecha, la que daba al pasillo y a mí. "Pobrecita" pensé. "La he dejado el sitio de la ventana, se va a asar como un pollo del KFC. No, eso es freír. Da igual".
-Perdona, ¿me dejas pasar?- dijo cuando sonó la campana. Su voz era dulce y cansada, además tenía un acento Irlandés muy marcado. Aún no había tenido la oportunidad de verle la cara. Así que me agaché a coger mi mochila antes de dejarla pasar. Miré hacia arriba y ella ya no estaba. "¿Qué mierda? ¿Cómo se ha ido?"
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Liz
Romance-Hay veces que se necesita a alguien, sea como sea esa persona. -Lo sé. La abracé. Ella me correspondió apoyando su barbilla en mi hombro y rodeándome con sus presiosos brazos. Historia registrada en Safe Creative Código: 1502143254733 Fecha&nb...